Ars Amandi

Que el amor es energía en estado puro es vox populi. Pero no todos los sentimientos amorosos comparten la misma energía. La primera se instala en la sangre para revolucionarla, para reivindicar la alegría, motor de las fiestas imborrables. Prodigiosa energía. Energía del caos y los excesos. Del precipicio y el volcán. Si bien son parientes cercanas, la energía número dos, tiene otra forma. Paulatina, disimulada, esquiva, creadora de una galaxia, de un territorio prístino que... emerge gota a gota. La habitan seres cuyas habilidades consisten en abrir (compuertas, poros, perspectivas, palabras, ideas). Seres con la capacidad de renacer. | Esta energía es la energía de la naturaleza. Lo que pone en movimiento al sol cada día. A la abeja. Al río que se va. Estos amores alimentados por la energía vital son parte activa en la biodiversidad planetaria. De ahí otra de sus virtudes: el reciclado permanente. Antes que el big bang, lo mixturan todo, lo trenzan, lo reversionan. Y lo que ahora son es también lo que fueron antes y lo que serán después, como un hilo rojo que conecta toda la trama. Estos amores también se instalan en la sangre para revolucionarla, para reivindicar la alegría, son el motor de las fiestas imborrables. Prodigiosa energía. Conclusión: la energía número dos incluye a la número uno, pero nunca al revés. Mar

Nos habitamos sin escrúpulos, atentos al pulso de nuestras ganas siemprevivas Estás en mí y quiero regalarte mis entrañas Soy tu morada, tu hogar y tu comida Nos frotamos y el movimiento encuentra renovadas trayectorias Hay desesperación y urgencia, rayos y centellas... Miel y pan Leche y queso Y las fronteras se corren Nos fregamos interminablemente y mi algo profundo se despierta y despierta a tu algo profundo. Vienen de lejos, cada uno traído por las contracciones de nuestros vientres que son uno Atraviesan la intimidad de cada célula y en ese algo nos condensamos Sangre y saliva Músculos y tendones Hay pureza y nos volvemos transparentes y me enseñás tu intimidad y yo te enseño la mía. Tus ojos se borran de pupilas y se abren en túneles infinitos. Me dejo caer. Fundidos se pierden los engranajes, los planos, las líneas divisorias, ni cuerpos siquiera somos. En su lugar hay luz y río que corre. Y la serenidad amable de la noche vuelve y la brisa retoma su airosa danza que refresca y hace optimista a la gente. La serenidad felizmente precaria visita. Mar.

Jugando devenimos sexuados, de qué otra manera?