Mariano García

Entonces San Martín se despierta, supongamos, un día como hoy. El tipo se despereza y se sacude el polvo. Toca un par de veces la tapa de su tumba. Uno de los granaderos que la custodian lo escucha y, como quien ha estado esperando este momento desde hace mucho tiempo, sin mayor alboroto lo ayuda a salir. San Martín le pide que llame a su cochero porque tiene ganas de pasear. En vano intentan convencerlo de subirse a los modernos acorazados de cuatro ruedas. Cuando consi...Continue reading

Si toco acá, pierde el olfato. Si me muevo para allá, la sensibilidad en sus piernas. Éste creo que es el grifo de los esfínteres. Puedo provocar comezones y espasmos. El otro día, a los azules los puse verdes, por simple diversión. Soy un bulto en la cabeza de Mariano, que escribe esto, sin saber que me tiene en su cabeza, y crezco. Lentamente, irán disminuyendo sus capacidades, hasta el día, hilar frases coherentes, que ingenuamente cree remoto, en el que no pueda, las manzanas se han puesto violetas, otra vez, terminar un relato. Imagen: Composición VII. Wassily Kandinsky.

M de mamá Vos necesitas una persona que te estimule, que te desafíe, me decía mamá. A mí me parecía que María estaba bastante bien. Los primeros tiempos habían sido de una felicidad como no recuerdo otra. Éramos dos adolescentes explorando dulces abismos, de una vez y para siempre. Luego llegó el sosiego. Mamá nos acusaba de habernos convertido en una pareja aburrida, pero le echaba la culpa a ella. Lo cierto es que muchas veces yo prefería no salir para no dejarla sola. ...Mariana lo entendía y me acompañaba, pero a veces me reclamaba que no pasemos más tiempo por nuestra cuenta. Yo la escuchaba y trataba de no discutir, pero ella no entendía que era mi obligación cuidar a mamá. Estaba muy sola y triste desde que la abandonara mi padre. Ella siempre decía que yo era lo único que tenía y que no sabía qué haría si mi. Por eso puso el grito en el cielo cuando se enteró que con Mónica estábamos planeando irnos juntos de vacaciones. Cómo era capaz de abandonarla, preguntó; y acusó a Maite de ligera. Yo pensaba que después de dos años de novios no era tan apresurado el plan. Pero no quise contradecirla, al final de cuentas, ella sólo quería lo mejor para mí. Morena se enojó y me reclamó que no la haya defendido, pero al cabo de unos días todo se calmó. Al tiempo pude conseguir un buen trabajo como vendedor de repuestos, que me permitió ayudar con los gastos de la casa. Mamá, que apenas sobrevivía con la jubilación mínima, administraba mi sueldo, pasándome unos pesos por mes y asegurándose que no me faltara nada. Mirta no estaba de acuerdo y hasta un día llegó a enfrentarse con ella por éste tema. Ya no era un niño, repetía, mirándome a mí, con una bronca que se le arremolinaba en las mejillas. Mamá nunca se lo perdonó; pero esperó paciente, porque sabía que yo tampoco lo haría. El escándalo se armó, cuando se enteró que con Mabel estábamos planeando irnos a vivir juntos. Yo no estaba muy convencido, pero era cierto que a veces me cansaba que mamá estuviera metida siempre entre los dos. Habíamos hecho cuentas y teníamos vista una piecita con baño a dos cuadras. No queríamos decirle nada a mamá hasta que no estuviera todo más encaminado; pero ella, como siempre, lo supo antes de lo previsto. Esperó a que estuviera solo y me dijo que si me iba de la casa no volviera más. En un primer momento me sentí desconcertado. No entendía su reacción, porque tampoco nos íbamos tan lejos. Pero, la verdad, no tuve que pensarlo mucho. La idea de no volver a verla me resultaba insoportable. Se lo dije a Marta y decidimos separarnos. A vos te hace falta una mujer como María, dijo mamá, cuando regresé a casa. See more