El Canciller del Budo. "Demoliendo mitos y construyendo verdades"

¿Porque practicamos? Las personas practican zazen por muchas razones. Para algunos, es un medio para establecer mejores estados físicos y emocionales. Para otro...s, los guía dentro de la realización de su propia religión (no Budista) y filosofía. Y para algunos, la práctica Zen es la experiencia vivida de lo que dijo el Buddha Shakyamuni. Ahora bien, no es raro que la gente se queje de que la " religión" o la "filosofía" no son relevantes para sus vidas. Están buscando más que palabras o concepto. Y tiendo a estar de acuerdo con ellos en que las palabras y los conceptos por sí mismos son de hecho inadecuados para ayudarnos a vivir nuestras vidas con la mayor conciencia y crecimiento de los que somos capaces. La práctica es como el ejercicio regular, que desarrolla fuerza, gracia y confianza en uno mismo, para enfrentar las situaciones que todos enfrentamos todos los días. Y es como un laboratorio, en el que podemos evaluar continuamente nuestra comprensión para ver si es adecuada o no. Si nunca probamos nuestras creencias, no podemos descubrir su verdad o falsedad. Cuando el Buda Shakyamuni se dio cuenta por primera vez de su verdadera naturaleza (y, al hacerlo, descubrió la verdadera naturaleza de todos los seres) dijo que desde el principio, todos los seres son intrínsecamente perfectos, absolutos, comparten las virtudes y la sabiduría del Buda. Pero, dijo, no nos damos cuenta de esto simplemente porque nuestra comprensión es turbia. Luego pasó el resto de su vida ampliando esta afirmación y señalando cómo todos podemos darnos cuenta de este hecho a través de la práctica. Es como si tuviéramos un diamante sin cortar. Realmente no podríamos decir que no vale nada, o decir que es algo más que un diamante. Pero a menos que esté hábilmente cortado y pulido meticulosamente, su naturaleza de diamante podría no ser visible. El hermoso color y la claridad que lo hacen tan altamente apreciado permanecerían en el ámbito del potencial. Por supuesto, podríamos creer sinceramente que es un diamante. Incluso podríamos decirle a otros: "Esto es un diamante y vale mucho". Sin embargo, parecería peculiar decir: "No necesito cortar y pulir este diamante. Sé que es un diamante, y eso es lo suficientemente bueno para mí". Más bien, debemos cortar ese diamante y pulir sus múltiples facetas cuidadosamente para que todos los que lo vean puedan compartir y disfrutar de su hermosa naturaleza. Así es con nuestra práctica. No deseamos hacer diamantes con barro, deseamos apreciar adecuadamente lo que ya es inherente. Pero debe hacerse físicamente. Toda nuestra práctica se asienta en una base física, así como nuestras vidas comienzan físicamente. Primero, aprendemos a armonizar nuestros cuerpos: aprendemos a sentarnos físicamente. Una vez que eso sucede, nuestra respiración se establece naturalmente en un ciclo armonioso. Dejamos de jadear y jadear, y comenzamos a respirar de manera fácil, suave y natural. Y a medida que el cuerpo y la respiración se estabilizan y ya no nos crean perturbaciones, descubrimos que la mente misma tiene la oportunidad de establecerse en su propio funcionamiento suave y natural. El bullicio y el murmullo de nuestras ruidosas mentes dan paso a la claridad y naturalidad de nuestro verdadero ser. De esta manera llegamos a saber quiénes realmente somos, y lo que verdaderamente es vida y muerte. Finalmente, una vez que comenzamos a establecer esta armonía física directa entre el cuerpo, la respiración y la actividad mental, tenemos la oportunidad de extender esos beneficios entre nosotros. Podemos aprender a vivir juntos de la mejor manera, lo que lleva a la realización de la verdadera naturaleza de todos, no solo a nivel individual sino también grupal. Este tipo de práctica grupal, como en un Centro Zen, puede ser realmente beneficioso para un mundo como el nuestro. Quizás no sea tan irrelevante para un mundo en el que la armonía es más escasa incluso que los diamantes, y en el que la realización de la Verdad es ampliamente considerada como un sueño imposible. De hecho, podemos decir que los Tres Tesoros del Budismo: Buddha, Dharma y Sangha, no son nada más ni menos que la práctica. El Buddha es aquel que realizó. El Dharma es lo que se realiza. Y la Sangha es la armonía de la práctica, tanto comunitaria como individual, de acuerdo con la forma del Buddha. De esta manera, todas las relaciones nos enseñan, incluso mientras nos apreciamos y pulimos mutuamente, sin fin. Del libro ON ZEN PRACTICE Hakuyun Taizan Maezumi Roshi (1931-1995) (Traducción: Ricardo Dokyu)

¿Porque practicamos? Las personas practican zazen por muchas razones. Para algunos, es un medio para establecer mejores estados físicos y emocionales. Para otro...s, los guía dentro de la realización de su propia religión (no Budista) y filosofía. Y para algunos, la práctica Zen es la experiencia vivida de lo que dijo el Buddha Shakyamuni. Ahora bien, no es raro que la gente se queje de que la " religión" o la "filosofía" no son relevantes para sus vidas. Están buscando más que palabras o concepto. Y tiendo a estar de acuerdo con ellos en que las palabras y los conceptos por sí mismos son de hecho inadecuados para ayudarnos a vivir nuestras vidas con la mayor conciencia y crecimiento de los que somos capaces. La práctica es como el ejercicio regular, que desarrolla fuerza, gracia y confianza en uno mismo, para enfrentar las situaciones que todos enfrentamos todos los días. Y es como un laboratorio, en el que podemos evaluar continuamente nuestra comprensión para ver si es adecuada o no. Si nunca probamos nuestras creencias, no podemos descubrir su verdad o falsedad. Cuando el Buda Shakyamuni se dio cuenta por primera vez de su verdadera naturaleza (y, al hacerlo, descubrió la verdadera naturaleza de todos los seres) dijo que desde el principio, todos los seres son intrínsecamente perfectos, absolutos, comparten las virtudes y la sabiduría del Buda. Pero, dijo, no nos damos cuenta de esto simplemente porque nuestra comprensión es turbia. Luego pasó el resto de su vida ampliando esta afirmación y señalando cómo todos podemos darnos cuenta de este hecho a través de la práctica. Es como si tuviéramos un diamante sin cortar. Realmente no podríamos decir que no vale nada, o decir que es algo más que un diamante. Pero a menos que esté hábilmente cortado y pulido meticulosamente, su naturaleza de diamante podría no ser visible. El hermoso color y la claridad que lo hacen tan altamente apreciado permanecerían en el ámbito del potencial. Por supuesto, podríamos creer sinceramente que es un diamante. Incluso podríamos decirle a otros: "Esto es un diamante y vale mucho". Sin embargo, parecería peculiar decir: "No necesito cortar y pulir este diamante. Sé que es un diamante, y eso es lo suficientemente bueno para mí". Más bien, debemos cortar ese diamante y pulir sus múltiples facetas cuidadosamente para que todos los que lo vean puedan compartir y disfrutar de su hermosa naturaleza. Así es con nuestra práctica. No deseamos hacer diamantes con barro, deseamos apreciar adecuadamente lo que ya es inherente. Pero debe hacerse físicamente. Toda nuestra práctica se asienta en una base física, así como nuestras vidas comienzan físicamente. Primero, aprendemos a armonizar nuestros cuerpos: aprendemos a sentarnos físicamente. Una vez que eso sucede, nuestra respiración se establece naturalmente en un ciclo armonioso. Dejamos de jadear y jadear, y comenzamos a respirar de manera fácil, suave y natural. Y a medida que el cuerpo y la respiración se estabilizan y ya no nos crean perturbaciones, descubrimos que la mente misma tiene la oportunidad de establecerse en su propio funcionamiento suave y natural. El bullicio y el murmullo de nuestras ruidosas mentes dan paso a la claridad y naturalidad de nuestro verdadero ser. De esta manera llegamos a saber quiénes realmente somos, y lo que verdaderamente es vida y muerte. Finalmente, una vez que comenzamos a establecer esta armonía física directa entre el cuerpo, la respiración y la actividad mental, tenemos la oportunidad de extender esos beneficios entre nosotros. Podemos aprender a vivir juntos de la mejor manera, lo que lleva a la realización de la verdadera naturaleza de todos, no solo a nivel individual sino también grupal. Este tipo de práctica grupal, como en un Centro Zen, puede ser realmente beneficioso para un mundo como el nuestro. Quizás no sea tan irrelevante para un mundo en el que la armonía es más escasa incluso que los diamantes, y en el que la realización de la Verdad es ampliamente considerada como un sueño imposible. De hecho, podemos decir que los Tres Tesoros del Budismo: Buddha, Dharma y Sangha, no son nada más ni menos que la práctica. El Buddha es aquel que realizó. El Dharma es lo que se realiza. Y la Sangha es la armonía de la práctica, tanto comunitaria como individual, de acuerdo con la forma del Buddha. De esta manera, todas las relaciones nos enseñan, incluso mientras nos apreciamos y pulimos mutuamente, sin fin. Del libro ON ZEN PRACTICE Hakuyun Taizan Maezumi Roshi (1931-1995) (Traducción: Ricardo Dokyu)

Reflexiones de un Artista Marcial Miércoles 2130hs Instagram y Facebook @gmastertroiano

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26 de junio de 2019 ECdB

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