Erato Espacio Creativo

Rosa Medic, alumna del taller Erato, comparte este breve relato: El equipaje. Es una maleta pequeña. La llevo a todas partes, aunque no vaya de viaje. No podría andar sin ella. Y ella vive como adherida a mí, tal vez por miedo a que la olvide. Está vieja, la pobre. ¡Hace tanto tiempo que me acompaña! A veces la carga me resulta pesada. Otras, ligera, aunque siempre sea la misma. En verdad, no es la misma, porque le agrego lo de ayer, lo de la semana pasada, lo del mes que ya... se fue y poco a poco se va abultando. Tiempo atrás decidí vaciarla y una noche la puse sobre la cama y la abrí. Comencé a descargar el copioso contenido pero éste rápidamente volvía a la maleta. Se escondía dentro de ella como fantasma cuando lo descubre el día o se arrugaba y apretaba entre sí o se estiraba como delgada lámina de papel de seda. Yo, aspiraba su perfume : magnolias, lavandas, jazmines, rosas. Y mi cuerpo era recorrido por los vientos invernales, por la lluvia mansa, por el temblor de la primavera, los plácidos colores otoñales y las llamas veraniegas. Insistí en quitar el contenido más desagradable o punzante, el más oscuro y doloroso y tirarlo lejos, pero se resbalaba. No quería abandonarme. Resignada, la volví a cerrar y la abracé. La estreché fuertemente contra mi pecho. En esa pequeña valija , como en mi corazón, estaban guardados los recuerdos de mi vida. Comprendí que el pasado es inmutable y que no podría deshacerme de él. Por eso , la llevo siempre conmigo, aun en mis sueños. See more

Rosa Medic, alumna del taller Erato, comparte este breve relato: El equipaje. Es una maleta pequeña. La llevo a todas partes, aunque no vaya de viaje. No podría andar sin ella. Y ella vive como adherida a mí, tal vez por miedo a que la olvide. Está vieja, la pobre. ¡Hace tanto tiempo que me acompaña! A veces la carga me resulta pesada. Otras, ligera, aunque siempre sea la misma. En verdad, no es la misma, porque le agrego lo de ayer, lo de la semana pasada, lo del mes que ya... se fue y poco a poco se va abultando. Tiempo atrás decidí vaciarla y una noche la puse sobre la cama y la abrí. Comencé a descargar el copioso contenido pero éste rápidamente volvía a la maleta. Se escondía dentro de ella como fantasma cuando lo descubre el día o se arrugaba y apretaba entre sí o se estiraba como delgada lámina de papel de seda. Yo, aspiraba su perfume : magnolias, lavandas, jazmines, rosas. Y mi cuerpo era recorrido por los vientos invernales, por la lluvia mansa, por el temblor de la primavera, los plácidos colores otoñales y las llamas veraniegas. Insistí en quitar el contenido más desagradable o punzante, el más oscuro y doloroso y tirarlo lejos, pero se resbalaba. No quería abandonarme. Resignada, la volví a cerrar y la abracé. La estreché fuertemente contra mi pecho. En esa pequeña valija , como en mi corazón, estaban guardados los recuerdos de mi vida. Comprendí que el pasado es inmutable y que no podría deshacerme de él. Por eso , la llevo siempre conmigo, aun en mis sueños. See more

Rosa Medic, alumna del taller Erato, comparte este breve relato: El equipaje. Es una maleta pequeña. La llevo a todas partes, aunque no vaya de viaje. No podría andar sin ella. Y ella vive como adherida a mí, tal vez por miedo a que la olvide. Está vieja, la pobre. ¡Hace tanto tiempo que me acompaña! A veces la carga me resulta pesada. Otras, ligera, aunque siempre sea la misma. En verdad, no es la misma, porque le agrego lo de ayer, lo de la semana pasada, lo del mes que ya... se fue y poco a poco se va abultando. Tiempo atrás decidí vaciarla y una noche la puse sobre la cama y la abrí. Comencé a descargar el copioso contenido pero éste rápidamente volvía a la maleta. Se escondía dentro de ella como fantasma cuando lo descubre el día o se arrugaba y apretaba entre sí o se estiraba como delgada lámina de papel de seda. Yo, aspiraba su perfume : magnolias, lavandas, jazmines, rosas. Y mi cuerpo era recorrido por los vientos invernales, por la lluvia mansa, por el temblor de la primavera, los plácidos colores otoñales y las llamas veraniegas. Insistí en quitar el contenido más desagradable o punzante, el más oscuro y doloroso y tirarlo lejos, pero se resbalaba. No quería abandonarme. Resignada, la volví a cerrar y la abracé. La estreché fuertemente contra mi pecho. En esa pequeña valija , como en mi corazón, estaban guardados los recuerdos de mi vida. Comprendí que el pasado es inmutable y que no podría deshacerme de él. Por eso , la llevo siempre conmigo, aun en mis sueños. See more