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Un mundo de Locos 29.05.2021

Mi libro "Babilonia en los Espejos", en line sin mi autorización... Igual lo que quiere un artista es difundir su obra... Va: https://books.google.com.ar/books

Un mundo de Locos 15.05.2021

" A la mierda los prolijitos " La envidia... Jaime Fiol/Año 2 DC19 La envidia según José Ingenieros:... LA PASIÓN DE LOS MEDIOCRES La envidia es su motor, lo que les empuja a su tonto y fracasado éxito, es como su pandiario. Pero qué bueno se puede esperar de los mediocres, ellos viven de los capaces, así como los parásitos viven de ellos.Esta pasión es el estigma psicológico de una humillante inferioridad, sentida,reconocida, no basta ser inferior para envidiar pues todo hombre lo es de alguien en algún sentido; es necesario sufrir del bien ajeno, de la dicha ajena, de cualquier culminación ajena. LA PSICOLOGÍA DE LOS ENVIDIOSOS El envidioso activo posee una elocuencia intrépida, disimulando con niágaras de palabras. Su estupidez de ideas pretende sondar los abismos del espíritu ajeno sin haber podido nunca desenredar el propio. La envidia femenina suele ser afiligranada y perversa, la mujer da un arañazo con uña afilada y lustrosa, muerde con dientecillos orificados, estruja con dedos pálidos y finos. Toda maledicencia le parece escasa para traducir su despecho; en ella debió pensar apeles cuando representó a la envidia guiando con la mano felina a la calumnia. La dicha de los fecundos martiriza a los eunucos vertiendo en su corazón gotas de hiel que los amargan por toda la existencia; este dolor es la gloria involuntaria de los otros, la sanción más indestructible de su talento en la acción o el pensar. LOS ROEDORES DE LA GLORIA Saben que cada paso hacia la gloria ha costado trabajos, vigilias, meditaciones y comprenden que acaso han consumido su organismo. Al mediocre su falta de inspiración le induce a rumiar el talento ajeno, empañándolo con espaciosidades que denuncian su irreparable ultimidad. Su hobbie es merodear a las personas exitosas e idealistas, no se apartan ni un segundo de ellas, esperan el momento preciso y saz! Se apoderan de las glorias de los líderes, nunca cambiarán, su destino es ese. UNA ESCENA DANTESCA: SU CASTIGO El castigo de los envidiosos estaría en cubrirlos de favores para hacerles sentir que su envidia es recibida como un homenaje y no como un estiletazo. Dante consideró a los envidiosos indignos del infierno en la sabia distribución de penas y castigos los distribuyó por el purgatorio lo que se aviene a su condición de "mediocre". El sol les niega su luz; tienen los ojos cosidos con alambres porque nunca pudieron ver el bien del prójimo. Los únicos gananciosos son los envidiados. Es grato sentirse adorar de rodillas. La mayor satisfacción del hombre es despertar la envidia estimulándola con sus propios méritos. El Hombre Mediocre José Ingenieros...

Un mundo de Locos 27.04.2021

En qué embrollo nos metieron los peronistas... ??? Los rusos no autorizaron la Sputnik V, Astra Zéneca pide más tiempo y la UE sólo permite la Pfizer y la Moder...na... ¿Quieres saber el porqué? Escuchá..., Unas se basan en la liberación de adenovirus 26 y 5 y esto será hasta octubre de 2021... para luego usarlo como vector y meter el ARNm... (más allá de la confidencialidad del para qué? La Pfizer y la de Moderna mete el ARNm directamente sin vector dentro de nano partículas grasa (lisosomas). La Sputnik V es igual a las primeras y nosotros la compramos... ¿Es un poco kamikaze no? Quién se hará responsable si algo sale mal... ???

Un mundo de Locos 08.04.2021

Fragmento de Amparo Herrera, una pasión/ Jaime Fiol/junio 2003 Roberto hizo tres llamadas telefónicas. Mientras discaba el número de Amparo se sorprendió de q...ue, aunque hacía ya un par de años que no la llamaba, se lo acordara de memoria, cuando nunca había podido recordar ningún número, y mientras esperaba lo perturbó la posibilidad de que tal vez ella ya no viviera más allí. Cuando escuchó el mismo mensaje de siempre grabado por las mellizas, colgó el auricular. ¿Doctor Vladimir Déster?, le habla el doctor Roberto Aguirre de Buenos Aires. Un gusto hablar con usted. ¿Cómo va todo?. Recibí su carta. ¿Desde cuándo y quién investiga el ganglio vomeriano en su Universidad? Necesito comunicarme con Ángeles Mérenzon, ¿tiene usted algún inconveniente?. Ajá... de acuerdo. Bien. Le repito el teléfono ¿Está correcto? ¿La doctora Mérenzon es de tez blanca, alta y de unos treinta años, no? ¿Pero que estuvo allí una tal Amparo Escurra Rivarola, de Buenos Aires?.... Ajá, bien ¿cuando puedo llamar a Mérenzon?. Bien. Gracias doctor, nos vemos en octubre en la convención sobre cáncer. Un abrazo. Roberto se reclinó en el sillón del escritorio y se tomó la cabeza con ambas manos. No lo podía creer. Era sin dudas Amparo. La posibilidad no parecía tan descabellada. Amparo era abogado pero tenía el suficiente poder político y económico para lograr que en Cuba investigaran por ella. Era lógico también el cambio de identidad. Amparo Escurra Rivarola sonaba bien, pues ella acostumbraba codearse con dobles apellidos. Ella misma se hacía llamar Rojas Herrera aunque era simplemente Herrera a la costumbre argentina de portar sólo en apellido paterno. Amparo Herrera. Le inquietó tener que esperar hasta el otro día para hablar con la doctora Mérenzon y fue consciente que junto con Amparo, en su vida, había reaparecido la ansiedad y el deseo inefable de obtener placeres sin poder esperar y el deseo de tener sexo con ella y, entonces, el recuerdo de la fragancias del Vol de Nuit mezclándose con los que emanaban de sus cuerpos, volvieron a producirle el incontrolable efecto afrodisíaco que tenía que terminar en orgasmo fuera como fuera, como si esa fuerza no pudiera ser dominada y se incrementara inexorablemente. Recordó a Amparo en pleno éxtasis, saltando de la cama hacia atrás, en una increible convulsión orgásmica y vivenció la suya. Olor a almendra y a cianuro. Olor a tierra mojada y tibia, olor negro, dulzón, dulce caramelo, dulce excremento. Roberto sabía que en la dependencia sexual con Amparo intermediaba el hiperolfato, pero que no era la causa. El olor a Amparo lo excitaba, pero el mismo olor (cómo diferenciarlo), el mismo olor en un baño público o el emanado por la misma Amparo fuera de la excitación sexual, le molestaba. ¿Entonces? ¿La voluptuosidad podría explicar esto? ¿Atrae y repugna con la misma intensidad que la libertad? No. Roberto había tenido novias, esposas, amantes y no había descubierto ese placer sin límites que compartía con Amparo. Su ganglio olfatorio estaba allí y seguirá estando pero sólo Amparo lo había excitado. Había sólo una explicación, los dos eran portadores de ganglios olfatorios atávicos. Amparo, más hiperolfato, más coincidencia en grados de olfacia, más, más, más y más, igual a relación imposible de sostener, imposible de disolver, imposible de reproducir. Cima. Imposible de superar. Qué queda para después de vivenciar el placer sexual con Amparo. Nada. Sólo recordar. Ni siquiera contarlo ¿a quién? Los que van en camino no prestan oídos, los que están destinados a no llegar se perturban, se molestan, se enojan. Es como ser consciente de tu propia muerte. Llegar con pesadumbre a la casa mortuoria, preguntar por el muerto que sos vos, arrimarte al féretro y decir lo que suele decirse: parece feliz, la vida es así, hoy estamos, mañana no estamos. Ha llegado a la cima, debe haber gozado de la vida. No, mentira, se quedó con las ganas pero ¿de qué? ¡Si es imposible superar la cima!. El no está muerto, los que están muertos son todos ustedes que son incapaces de darle motivos para seguir viviendo. El no está muerto, está solo, y no se puede vivir de recuerdos porque el pasado se marchita muy rápido y,sobre todo, las emociones, aunque es una suerte que fuera así, Si no, ¿cómo sobrevivir a los acontecimientos? En realidad no podés revivenciar lo que sentiste. Por eso Roberto sabía que no podía evocar su pasado junto a Amparo, ese recuerdo se había transformado tan sólo en un acontecimiento anodino y ajeno. El iba ahora en busca de la Amparo presente y de la Amparo futuro, de Ella, de Ella sincronizando con él. Ella sincronizando con él, Era lo más cercano a lo que sentía y podía expresar: Ella sincronizando con él. Entregados en un cien por ciento, vibrando en idénticas longitudes de onda. Olor a caramelo, a pasto mojado, a día espléndido, a noches de luna, a amor. Amor, ¿se puede llamar a eso amor? Ya lúcido, Roberto se preguntó por la intención de Amparo. Todo parecía muy loco, pero aún no sabía con precisión si era Amparo la que había estado en Cuba. Tal vez estuviese en su casa con María Eva y las mellizas y con su nueva pareja. Tal vez todo este delirio fuera producto de su enfermiza imaginación. De la enfermiza obsesión de creer que Amparo seguía pensando en él. Cuando volvió a llamar, atendió María Eva. -Por favor, con la doctora Amparo Herrera -Espere. ¡Abuela!, ¿abuela!, preguntan por mamá -¿Quién habla? -Un amigo, en realidad hace años que no la veo y quería saber en qué momento la puedo encontrar. -Nosotros quisiéramos saber lo mismo La madre no pudo contener el llanto y entonces Roberto colgó el auricular. Revolvió unos papeles en el escritorio hasta que encontró los poemas. Releyó con detenimiento el último. Sentía una imperiosa necesidad de conectarse emocionalmente con Amparo, ya que poco sabía de ella salvo el gusto y el olor de sus orificios y el profundo sentir de su cuerpo. Poco habían hablado. Pensó que otrora ella había intentado comunicarse con él a través de la narrativa, pero cuando ella leía, él no podía oirla pues lo obnubilaba su figura y el Vol de Nuit. Después de plegarte decidí arrojarte sin más recordó haberle escrito a Amparo. Todo, en realidad era dedicado a ella. A la Amparo amante, a la Amparo imposible de satisfacer, a la que daba el cien por ciento pero que se lo quitaba en el mismo momento en que decidía decirle adios. Recordó el día que descubrió ese extraño comportamiento. El conducía su Chevrolet cuando ella le pidió que la dejara unas cuadras antes del lugar habitual. Se despidieron. El tránsito impidió que el Chevrolet avanzara. Amparo llegó caminando a la esquina antes que él. Roberto vio como se alejaba y notó por primera vez que Amparo se transformaba. Como si entrara en otra dimensión. No tenía términos medios, del cien por ciento a nada. Cuando el Chevrolet pasó delante de ella Roberto quedó saludando al aire. Ella estaba compenetrada en vaya uno a saber qué cosa, tal vez una nimiedad, tal vez otro encuentro. Roberto recordó que ese escrito había nacido con ese hecho y entonces lo leyó en voz alta como para que Amparo lo escuchara desde donde estuviese. Se lo volvió a leer una y otra vez. Se lo gritó. Y fue consciente de que él también había decidido matarla.

Un mundo de Locos 24.03.2021

Pequeña gran muerte" Capítulo 2 "Los fantasmas se crearon cuando el primer Hombre se despertó en medio de la noche" J.M.Barrie. En medio del frenético ritmo que... le imponía la joven, Roberto pensó en las veces que había fallado ante estas circunstancias o por caer en un anti clímax inoportuno o por no poder controlarse. Pero rápidamente pensó que era imposible que ahora le ocurriera algo parecido. Hasta se podía dar el lujo de pensar en lo más anti erótico sin que lo afectara ya que la mujer manejaba la situación y ella era la mujer, su mujer y era imposible detener el devenir que se anticipaba como... Roberto se dijo en voz baja, pre-orgasmo. Increíble. un pre-orgasmo eterno, un Pre orgasmo que desafiaba el mismo fin de la humanidad, de una humanidad que se moría mientras ellos trataban de salvarla en una humilde cama en uno de los países mas exóticos del planeta alejados de la hipócrita globalización,de la tenebrosa disolución de la raza, del fin de la historia y ellos estaban allí para reinventar algo tan elemental como al Amor; Amor que las falsas ideologías habían destruido sistemáticamente bajo el pretexto de salvar al Amor, a un Amor mal entendido pues el Amor no era casualmente lo que le habían enseñado sino que el Amor era, en todo caso, lo contrario, el amor era entrega total, era sentir "tómame, soy tuyo, haz de mi lo que quieras, te ofrendo mi endeble ser" y ante esta entrega el amante responde: "Yo te ofrendo mi vida" y ocurre entonces que uno cuida del otro y lejos de lastimarlo lo protege, lo cuida, lo ama. ¡Aprendan imbéciles! Amor no es lo que nos enseñaron. Tuvimos que dar vuelta toda su espantosa educación basada en el horror que nos causaba el placer. Pero no el placer sino el placer de los demás. Envidia... envidia de los imbéciles y los imbéciles eran mayoría y al ser mayoría nos habían confundido al extremo de generarnos terror, terror al contacto, terror al Amor, terror a virus inexistentes, virus que contagiaban Amor y no enfermedades y si existieran esos virus mortales no cambiaría el amor que le tengo a mi amante, a la mujer que está cabalgando sobre mi en frenético ritmo concentrada en su satisfacción sabiendo que al mismo tiempo es mi satisfacción y eso tiene un nombre a pesar de las imbecilidades de los mitos ideados por mentes enfermas. Eso se llama AMOR. Roberto supo que ya no podría impedir el orgasmo que se precipitaba mientras los largos cabellos de su amante rozaban su frágil estructura y mientras sus manos rondaban inquisidoras sus contornos y mientras los dedos de su amante se insinuaban en sus partes erógenas, zonas que imbéciles hombres pierden de disfrutar por su educación machista pero él había comprendido desde hace bastante tiempo que aunque seguía inmerso en el tormento de la culpa, al fin podía disfrutar en medio de un lucha eterna contra los fantasmas del pasado. Habían tomado una botella de vino y ambos sabían que el vino permite que Jesús te guíe, permite que te dejes llevar sin ofrecer resistencia y por eso se había recurrido a él en los bacanales de la antigua Grecia y hasta en las misas que oficiaban los actuales sacerdotes. Roberto se preguntó si era posible la belleza sin la embriaguez del vino. Claro que había otros caminos. Sabía que los religiosos llegaban a alucinar por medio de prolongados ayunos y castigos auto infringidos, y entonces creían ver a las divinidades que imaginaban. Pero el vino basta cuando la verdadera alucinación está en complacer a tu amante. Cuando el Amor es mutuo se necesita poco alucinógeno, el suficiente para vencer los vestigios de las inmundicias que nos metieron en la cabeza. Su amante había traído una botella de vino tinto, tomaron apenas unas copas y recordó que el resto de la botella se la había dejado caer sobre su cuerpo y el contacto del liquido, al llegar a sus sexos, los había hecho estremecer al extremo que tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para no eyacular cosa que hubiera sido toda una ofensa para su diosa amante. ¡Y había podido controlarse! ¿Pero hasta cuándo? Ya no parecía posible puesto que su entrega era total y el ritmo que ella imponía a sus movimientos era constante y entonces comenzó a sentir la familiar y extraña sensación de frío en su cuello. Recordó que un cura les había dicho a él y a un grupo de amigos que al masturbarse se perdía potasio de la cabeza y que esa era la causa de la sensación diabólica que se sentía. Terrible manera de definir un orgasmo. Masturbarse es pecado. ¡Qué loco! ¿Será que aquel ser disfrazado de negro jamás había tenido un orgasmo? ¿o lo tenía tan seguido que había perdido todo el potasio?. ¡Cuántos secretos se ocultarían debajo de esas sórdidas sotanas! Incluso ellos mismo parecían tapar la realidad con el velo negro de la impunidad. ¡Esto nunca ocurrió, sabes, que te quede claro, esto nunca ocurrió! le había dicho una religiosa después de días de sexo, sexo no genital pero atroz y lleno de goce. ¡Esto nunca ocurrió!, le había reiterado tan convencida como debía estar de que María había concebido sin pecar lo que implicaba que José era como mínimo un impotente o había dedicado su vida a desear a las mujeres del prójimo sin desear nunca a la suya y es posible que la que le había dicho "esto nunca ocurrió" y seguía virgen estuviera esperando que en su vientre comenzara a gestarse una réplica del concebido sin pecado. Nunca más supo de aquella Magdalena de mente y actos pero celosa de sus partes intimas y orgullosa de su virginidad. Lo que habían hecho en su casa durante aquella estancia es evidente que no le generaba culpa pues creía haberse ido sin que nada haya cambiado pues su virginidad estaba intacta. Tan intacta como perversa estaba su alma. ¡Qué poder de convicción tienen los fanatismos! Tres palabras tapan la realidad. "Esto nunca ocurrió". Roberto abrió los ojos tras la digresión y se cruzaron la mirada. La joven, con su mirada le rogaba y él hacía lo mismo. Estaban teniendo un sexo paralelo mucho más intenso, mucho más puro, mucho más divino que el de sus cuerpos metidos en el otro en una sublime comunión. Los fuego de las velas reflejaban serpientes rojas en sus cuerpos y Roberto sabía que no había otra cosa más sublime como lo que estaba viviendo y en medio del clímax confirmó que amaba a esa mujer que lo cabalgaba. Y amó en Ella a toda la humanidad con tal intensidad como la odiaba en otras circunstancias. See more

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Teléfono: +54 11 2357-1442

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