1. Home /
  2. Writer /
  3. La Amapola Roja, el libro sin fin.

Etiquetas / Categorías / Temas



La Amapola Roja, el libro sin fin. 15.05.2021

Abril 2009 Cuando muere el tirano de un país, las calles de las ciudades se inundan de euforia y las masas populares avanzan sobre los palacios, pisotean los jardines, patean las puertas, entran por las ventanas, desgarran los cortinados, rompen muebles, queman pinturas y descabezan estatuas, no miden si destruyen arte o los restos de demagogia, los mueve el miedo a que, si dejaran una imagen intacta, el espíritu del muerto podría regresar. Virginia estaba eufórica con la mu...erte de su padre, tenía el propósito de deshacerse de cada cosa que hubiera sido de él o que hubiera estado a su alrededor, quería airear, quitar lo sucio, hacer espacio y refundar lo que le quedara de historia propia, eso era más valioso que todo lo que tirara a la calle. Comenzó a liberar las paredes, descolgó los cuadros y arrancó los clavos, regaló los adornos que sacó de los cajones, los ceniceros, las copas, las tazas, los platos, algunas sillas y los sillones de pana raída, descolgó las cortinas descoloridas y las arañas, cambió las luces, tiró los almohadones impregnados de olor a cigarrillo, donó las camas y las sábanas a una Fundación, las de ella también porque nunca habían sido verdaderamente de ella, sí conservó seis sillas, un sillón de cuero y la mesa larga de caoba, que durante años había estado cubierta con un hule para que no se rayara. Contrató unos albañiles para que tiraran una parte de pared y agrandaran la arcada que conectaba el living con el comedor, así los dos ambientes quedaron unidos en una sala del doble de espacio, después pintaron de blanco las paredes de toda la casa, y a los tres días llegó un hombre con una especie de lustradora grande y ruidosa a pulir los pisos de pinotea. Virginia se quedó mirando cómo empujaba la pulidora y arrancaba las capas de cera vieja, de suciedad y frustraciones que habían tapado el color verdadero de la madera, con la viruta que soltaba la máquina se desprendían y desaparecían las marcas de los pasos errados. Eli Pstyga - El Otro Tigre

La Amapola Roja, el libro sin fin. 09.05.2021

Abril 2009 Cuando muere el tirano de un país, las calles de las ciudades se inundan de euforia y las masas populares avanzan sobre los palacios, pisotean los jardines, patean las puertas, entran por las ventanas, desgarran los cortinados, rompen muebles, queman pinturas y descabezan estatuas, no miden si destruyen arte o los restos de demagogia, los mueve el miedo a que, si dejaran una imagen intacta, el espíritu del muerto podría regresar. Virginia estaba eufórica con la mu...erte de su padre, tenía el propósito de deshacerse de cada cosa que hubiera sido de él o que hubiera estado a su alrededor, quería airear, quitar lo sucio, hacer espacio y refundar lo que le quedara de historia propia, eso era más valioso que todo lo que tirara a la calle. Comenzó a liberar las paredes, descolgó los cuadros y arrancó los clavos, regaló los adornos que sacó de los cajones, los ceniceros, las copas, las tazas, los platos, algunas sillas y los sillones de pana raída, descolgó las cortinas descoloridas y las arañas, cambió las luces, tiró los almohadones impregnados de olor a cigarrillo, donó las camas y las sábanas a una Fundación, las de ella también porque nunca habían sido verdaderamente de ella, sí conservó seis sillas, un sillón de cuero y la mesa larga de caoba, que durante años había estado cubierta con un hule para que no se rayara. Contrató unos albañiles para que tiraran una parte de pared y agrandaran la arcada que conectaba el living con el comedor, así los dos ambientes quedaron unidos en una sala del doble de espacio, después pintaron de blanco las paredes de toda la casa, y a los tres días llegó un hombre con una especie de lustradora grande y ruidosa a pulir los pisos de pinotea. Virginia se quedó mirando cómo empujaba la pulidora y arrancaba las capas de cera vieja, de suciedad y frustraciones que habían tapado el color verdadero de la madera, con la viruta que soltaba la máquina se desprendían y desaparecían las marcas de los pasos errados. Eli Pstyga - El Otro Tigre

La Amapola Roja, el libro sin fin. 29.04.2021

[Después del almuerzo en el campo, hora de la siesta, bajo los árboles]..................... ...Y eso está bien el inspector se entusiasma, nunca se termina de saber todo, el crimen está vivo mueve las manos de manera expresiva, se modifica constantemente, el crimen es el reflejo del autor, hay tantas variedades de crímenes como criminales, uno no es igual al otro, así que las respuestas pueden servir para analizar un delito del pasado, pero tal vez no sirvan para uno nu...evo,entonces hay que hacerse nuevas preguntas. ¿Cómo se descubre un crimen?¿Qué lleva al investigador a encontrar el punto flojo, el error? mientras Virginia habla, ve entre las ramas del sauce cómo una araña termina de enrollar y atrapar a un mosquito en su baba. Bien dicho, el punto flojo donde el tejido se abre, mi madre tejía y no toleraba los puntos flojos, don Elder mira hacia lo lejos, los perros ladran, parece distraído, pero sigue con su explicación, todo lleva su tiempo, si el crimen fue planeado, el investigador también debería tener un plan para resolverlo, imaginar el camino que hizo el asesino, repetirlo y, si no llega a ningún lado por ese camino, probar otroNo hay que ser ansioso para resolver un crimen. Tampoco para cometerloVirginia lo interrumpe con el comentario y de inmediato duda de lo que dijo. Mmmm, no lo sé, ahí no estoy tan seguro con la punta de los dedos, el inspector se tironea unos pelitos del bigote, a veces el crimen menos pensado, el más espontáneo, resulta indescifrable porque no incluye un razonamiento, una lógica o una secuencia de hechos parecida a algún crimen anterior, y para el investigador es más difícil descubrir el sentimiento o el instinto que la razón, la mira con los ojos oscuros bien abiertos, porque está acostumbrado a rastrear un trayecto lógico y previsible A lo lejos, en el boulevard de entrada a la chacra, los perros vuelven a ladrar corriendo a la par de dos autos, algunos invitados empiezan a irse. Raymundo Elder tiene la percepción entrenada para analizar lo que sucede alrededor y seguir con la explicación sin perderse. Un crimen siempre es una alteración, un golpe que desvía las cosas del rumbo natural, el crimen se mete en el medio se inclina hacia el suelo y toma entre los dedos una rama caída, y quiebra la armonía rompe la rama en dos pedazos. ¿Y otro crimen podría restablecerla armonía? Virginia lo mira. No, no lo creo, podría acercar las cosas al punto original junta los dos extremos rotos de la rama, pero nunca devolverlas cómo eran antes ________________________________ EL OTRO TIGRE Copyright Eli Pstyga

La Amapola Roja, el libro sin fin. 28.04.2021

[Después del almuerzo en el campo, hora de la siesta, bajo los árboles]..................... ...Y eso está bien el inspector se entusiasma, nunca se termina de saber todo, el crimen está vivo mueve las manos de manera expresiva, se modifica constantemente, el crimen es el reflejo del autor, hay tantas variedades de crímenes como criminales, uno no es igual al otro, así que las respuestas pueden servir para analizar un delito del pasado, pero tal vez no sirvan para uno nu...evo,entonces hay que hacerse nuevas preguntas. ¿Cómo se descubre un crimen?¿Qué lleva al investigador a encontrar el punto flojo, el error? mientras Virginia habla, ve entre las ramas del sauce cómo una araña termina de enrollar y atrapar a un mosquito en su baba. Bien dicho, el punto flojo donde el tejido se abre, mi madre tejía y no toleraba los puntos flojos, don Elder mira hacia lo lejos, los perros ladran, parece distraído, pero sigue con su explicación, todo lleva su tiempo, si el crimen fue planeado, el investigador también debería tener un plan para resolverlo, imaginar el camino que hizo el asesino, repetirlo y, si no llega a ningún lado por ese camino, probar otroNo hay que ser ansioso para resolver un crimen. Tampoco para cometerloVirginia lo interrumpe con el comentario y de inmediato duda de lo que dijo. Mmmm, no lo sé, ahí no estoy tan seguro con la punta de los dedos, el inspector se tironea unos pelitos del bigote, a veces el crimen menos pensado, el más espontáneo, resulta indescifrable porque no incluye un razonamiento, una lógica o una secuencia de hechos parecida a algún crimen anterior, y para el investigador es más difícil descubrir el sentimiento o el instinto que la razón, la mira con los ojos oscuros bien abiertos, porque está acostumbrado a rastrear un trayecto lógico y previsible A lo lejos, en el boulevard de entrada a la chacra, los perros vuelven a ladrar corriendo a la par de dos autos, algunos invitados empiezan a irse. Raymundo Elder tiene la percepción entrenada para analizar lo que sucede alrededor y seguir con la explicación sin perderse. Un crimen siempre es una alteración, un golpe que desvía las cosas del rumbo natural, el crimen se mete en el medio se inclina hacia el suelo y toma entre los dedos una rama caída, y quiebra la armonía rompe la rama en dos pedazos. ¿Y otro crimen podría restablecerla armonía? Virginia lo mira. No, no lo creo, podría acercar las cosas al punto original junta los dos extremos rotos de la rama, pero nunca devolverlas cómo eran antes ________________________________ EL OTRO TIGRE Copyright Eli Pstyga

La Amapola Roja, el libro sin fin. 25.04.2021

...Pasaron ocho años como pasa la nada, como pasa el vacío, entre esas paredes y ese techo que ya nada tenían de casa familiar, la presencia de su padre era una marca siempre frustrante de lo que nunca tendría que haber sido. Ni el trabajo ni los premios ganados en un par de investigaciones en biología le servían de anestesia, cuando llegaba a la casa, no había forma de escapar al repudio que sentía por ella misma, por haber elegido la espera y la cobardía. Un anochecer frío ...de junio, en la cocina, mientras calentaba el agua para preparar un té, se dio cuenta de que había llegado a los treinta y siete años y estaba nuevamente en el pozo, miraba la vida desde su escondite, sin escuchar ni uno solo de sus deseos, atrapada en su propia trampa, la trampa de la paciencia, la que siempre le concedía un plazo más, y le quitaba más de lo que le daba. EL OTRO TIGRE Copyright Eli Pstyga

La Amapola Roja, el libro sin fin. 20.04.2021

SINOPSIS: EL OTRO TIGRE, novela ilustrada. Virginia Dieumont es una profesora de biología, de 42 años, que vive en un pueblo del interior, a 200 kilómetros de Buenos Aires. Tiene una vida social de corto alcance, según la mirada de sus amigos, y otra vida con deseos que saca a la luz cuando viaja sola a la ciudad. La sombra del animal camina a su lado, o la iluminación, depende desde qué lado se la mire. Luego vuelve a esconderla. Virginia tiene una formación científica: o...bserva, analiza, espera, y la paciencia no siempre es la mejor consejera. Los físicos lo llaman el principio de acción mínima, cuando el camino es inexorable, y la persona decanta siempre en el mismo declive por el hecho de haber nacido en una determinada familia, con una genética de sangre, y son inútiles los esfuerzos que se hagan por virar el rumbo, todo la lleva al lugar marcado. Su padre, un francés que estuvo en la guerra de Argelia, murió hace algunos meses, eso le quitó un pie de encima y la puso ante la decisión de ocuparse de los campos familiares Sin embargo, todavía falta desprenderse de otro peso que la aplasta desde los catorce años, y sabe que, cada día que pasa, la trama se cierra un poco más, el camino se angosta y será más difícil escapar si no se decide y apura el paso. La única salida es obedecer al animal y tomar el camino de la sangre, hundirse por completo en la oscuridad y llegar al hueso para eliminar el último rastro de miseria y vergüenza, sólo así podrá ser la otra, romper el cerco y saltar. ELIZABETH PSTYGA

La Amapola Roja, el libro sin fin. 13.04.2021

...y luego desaparecían del mundo, de la vida y de los recuerdos, como si nunca hubiesen existido, lo que se incinera y se olvida Sólo se puede quemar, desaparecer y olvidar lo que se amó, sólo el amor puede desaparecer sin dejar vestigios ni rastros, el amor es lo único que se puede olvidar como si nunca hubiera existido, el odio no, el odio no desaparece, es un nudo que nos mantiene atrapados desde algún pliegue, no nos libera como el amor, el odio es la aguja que se clava, la cicatriz que se enrojece, siempre duele, es inolvidable, el odio se resuelve de otra manera Eli Pstyga, "El Otro Tigre", (Fragmento)

La Amapola Roja, el libro sin fin. 11.04.2021

...Pasaron ocho años como pasa la nada, como pasa el vacío, entre esas paredes y ese techo que ya nada tenían de casa familiar, la presencia de su padre era una marca siempre frustrante de lo que nunca tendría que haber sido. Ni el trabajo ni los premios ganados en un par de investigaciones en biología le servían de anestesia, cuando llegaba a la casa, no había forma de escapar al repudio que sentía por ella misma, por haber elegido la espera y la cobardía. Un anochecer frío ...de junio, en la cocina, mientras calentaba el agua para preparar un té, se dio cuenta de que había llegado a los treinta y siete años y estaba nuevamente en el pozo, miraba la vida desde su escondite, sin escuchar ni uno solo de sus deseos, atrapada en su propia trampa, la trampa de la paciencia, la que siempre le concedía un plazo más, y le quitaba más de lo que le daba. EL OTRO TIGRE Copyright Eli Pstyga

La Amapola Roja, el libro sin fin. 05.04.2021

#palabrasalviento Tal vez siempre se trató de eso, de quedar libre. Libre de sospechas, libre de miradas, de palabras ajenas. Esconderse para conocerse. Agazaparse para oler. En esos primeros años me gustaba pasar por invisible, imperceptible, observando en silencio. La escondida era mi juego preferido, correr entre trincheras, tirar la bomba y esconder la mano. Con los años, comencé a salir del escondite y a aceptar que mi presencia fuera notada aunque, cada tanto, no pueda ...evitar quedarme atrás y ocultarme entre los pliegues del telón para ver y escuchar sin que nadie perturbe mi observación. Sí, tirar la bomba y esconder la mano era mi estilo. Nunca fui abiertamente revolucionaria, ni contestataria ni subversiva, ninguna de esas palabras que me atraían. Fui todo eso pero de manera encubierta, visiblemente adaptable y silenciosamente terrorista. Era el único recurso que conocía para ir siendo sin levantar sospechas y, para cuando saliera del escondite sin camuflaje, ya sería tarde para cambiarme. Siempre me sentí impelida a buscar esa libertad, ignorando qué otras cosas implicaba. Al comienzo, una quiere liberarse de todo y elegir un nuevo rumbo, un nuevo idioma, una nueva imagen, nueva vida, todo distinto. Con el tiempo, una reconoce que hay cosas de las que, en realidad, no quiere liberarse, pero eso con el tiempo. Y con el tiempo también se aprende que una Es aunque no muestre todo lo que es. El problema son los otros, lo que ven y lo que no ven, las opciones son hacerse más legible, comprensible y abordable a los demás y dejarse atar a los deseos ajenos, o atrincherarse en el ritmo propio y volar en el viento hasta el abismo de la soledad-libertad. Durante los primeros años que vivimos en la casa de Martínez, hice mi trinchera entre las plantas más tupidas y crecidas del jardín, en el rincón más oculto y lejos de las miradas, donde me refugiaba para conversar con las voces que giraban como vientos a mi alrededor, no sé si salían de las hojas, de los troncos o de la tierra, me rodeaban, me hablaban y nos divertíamos. Tal vez esa era la causa, a pesar de la paciencia de mamá en desenredar el caos cada mañana, por la que yo siempre estaba despeinada, por ese revoloteo incesante de voces alrededor de mi cabeza. /// Eli Pstyga

La Amapola Roja, el libro sin fin. 27.03.2021

#palabrasalviento Tal vez siempre se trató de eso, de quedar libre. Libre de sospechas, libre de miradas, de palabras ajenas. Esconderse para conocerse. Agazaparse para oler. En esos primeros años me gustaba pasar por invisible, imperceptible, observando en silencio. La escondida era mi juego preferido, correr entre trincheras, tirar la bomba y esconder la mano. Con los años, comencé a salir del escondite y a aceptar que mi presencia fuera notada aunque, cada tanto, no pueda ...evitar quedarme atrás y ocultarme entre los pliegues del telón para ver y escuchar sin que nadie perturbe mi observación. Sí, tirar la bomba y esconder la mano era mi estilo. Nunca fui abiertamente revolucionaria, ni contestataria ni subversiva, ninguna de esas palabras que me atraían. Fui todo eso pero de manera encubierta, visiblemente adaptable y silenciosamente terrorista. Era el único recurso que conocía para ir siendo sin levantar sospechas y, para cuando saliera del escondite sin camuflaje, ya sería tarde para cambiarme. Siempre me sentí impelida a buscar esa libertad, ignorando qué otras cosas implicaba. Al comienzo, una quiere liberarse de todo y elegir un nuevo rumbo, un nuevo idioma, una nueva imagen, nueva vida, todo distinto. Con el tiempo, una reconoce que hay cosas de las que, en realidad, no quiere liberarse, pero eso con el tiempo. Y con el tiempo también se aprende que una Es aunque no muestre todo lo que es. El problema son los otros, lo que ven y lo que no ven, las opciones son hacerse más legible, comprensible y abordable a los demás y dejarse atar a los deseos ajenos, o atrincherarse en el ritmo propio y volar en el viento hasta el abismo de la soledad-libertad. Durante los primeros años que vivimos en la casa de Martínez, hice mi trinchera entre las plantas más tupidas y crecidas del jardín, en el rincón más oculto y lejos de las miradas, donde me refugiaba para conversar con las voces que giraban como vientos a mi alrededor, no sé si salían de las hojas, de los troncos o de la tierra, me rodeaban, me hablaban y nos divertíamos. Tal vez esa era la causa, a pesar de la paciencia de mamá en desenredar el caos cada mañana, por la que yo siempre estaba despeinada, por ese revoloteo incesante de voces alrededor de mi cabeza. /// Eli Pstyga

La Amapola Roja, el libro sin fin. 22.03.2021

SINOPSIS: EL OTRO TIGRE, novela ilustrada. Virginia Dieumont es una profesora de biología, de 42 años, que vive en un pueblo del interior, a 200 kilómetros de Buenos Aires. Tiene una vida social de corto alcance, según la mirada de sus amigos, y otra vida con deseos que saca a la luz cuando viaja sola a la ciudad. La sombra del animal camina a su lado, o la iluminación, depende desde qué lado se la mire. Luego vuelve a esconderla. Virginia tiene una formación científica: o...bserva, analiza, espera, y la paciencia no siempre es la mejor consejera. Los físicos lo llaman el principio de acción mínima, cuando el camino es inexorable, y la persona decanta siempre en el mismo declive por el hecho de haber nacido en una determinada familia, con una genética de sangre, y son inútiles los esfuerzos que se hagan por virar el rumbo, todo la lleva al lugar marcado. Su padre, un francés que estuvo en la guerra de Argelia, murió hace algunos meses, eso le quitó un pie de encima y la puso ante la decisión de ocuparse de los campos familiares Sin embargo, todavía falta desprenderse de otro peso que la aplasta desde los catorce años, y sabe que, cada día que pasa, la trama se cierra un poco más, el camino se angosta y será más difícil escapar si no se decide y apura el paso. La única salida es obedecer al animal y tomar el camino de la sangre, hundirse por completo en la oscuridad y llegar al hueso para eliminar el último rastro de miseria y vergüenza, sólo así podrá ser la otra, romper el cerco y saltar. ELIZABETH PSTYGA

La Amapola Roja, el libro sin fin. 20.03.2021

"El ganado muere, los amigos mueren, uno mismo debe morir. Conozco algo que nunca muere... el juicio del que ha muerto". (Håvamål * s.XIII)

La Amapola Roja, el libro sin fin. 09.03.2021

El recorrido para salir del laberinto tiene más traiciones que éxitos, y siempre es posible caer en una trampa peor. . . . .... /// Eli Pstyga, (Fragmento de "El Otro Tigre") See more

La Amapola Roja, el libro sin fin. 19.02.2021

"Cuando muere esa persona a quien se ha despreciado durante tantos años, se siente complacencia y agradecimiento al destino, a la vez que culpa ajena por no sentir tristeza. Alguna vez lo había querido a su padre, con la ansiedad de la mirada, de ser vista por él y ser reconocida, pero el hilo se fue agotando y el carretel quedó vacío, pasó de la admiración a la desesperación, y de la desesperación a la espera del luminoso día en el que ya no existiera. Cautivada por ese nuev...Continue reading

La Amapola Roja, el libro sin fin. 12.02.2021

"Las familias son un entretejido de vidas, algunas tejen una trama flexible y limpia que permite pasar el aire y la luz; otras, un tejido apretado, oscuro, a través del que es imposible encontrar una salida sin desgarrar la tela, construyen su propio laberinto y encierran sus vidas entre caminos falsos y, aun con el ahogo y la muerte cercándolos, nadie puede salir de ese laberinto sin sentirse desterrado. A fuerza de girar sin un eje, la rueda de la familia Dieumont se que...bró, y en el círculo roto de las miradas, Virginia miraba a Antoine, a la espera de una respuesta que nunca llegaría, Antoine miraba solamente a Larissa, su objeto del deseo, y Larissa no miraba a nadie en esa casa, miraba hacia lo lejano, hacia el mundo más allá de esa familia sembrada de infamia. Y Leonor, la mamá de las chicas, hacía tiempo que había quedado afuera de la ronda, de lo efímero que había resultado ser la mujer de El Francés, pasó a ser apenas una firma en los asuntos legales, Antoine hacía y deshacía, era el dueño de hecho de los suyo y de lo de ella. Para él, Leonor había sido el medio más inocuo y conveniente para tener su descendencia; para Leonor, Antoine no había sido benigno." Eli Pstyga, (Fragmento de "El Otro Tigre") Escher (Ilustración) #familia #laberinto

Información

Teléfono: +54 9 11 6554-9017

Web: https://laamapolarojablog.wordpress.com

107 personas le gusta esto

Recomendaciones y opiniones

Escribir una reseña

Ver también