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Cuentos cortos de autores Argentinos 06.05.2021

LUISA Ese día no concurrió a clase, en la asignatura literatura habría versión libre, era su preferida, en ella desplegaba toda la imaginación, que tanto elog...iaba su profesor. Ser la alumna con las mejores notas del colegio y destacada por su impecable corrección la eximía de la duda sobre una ausencia injustificada; cuando nadie contestó el presente, la preceptora puso junto a su nombre el primer ausente del año lectivo. Luisa era el orgullo de su padre, él contaba en el almacén como ayudaba a la madre en los quehaceres domésticos, con el esmero que lavaba la ropa y almidonaba su guardapolvo escolar, prodigando amoroso cuidado al pequeño hermano. Su madre era una mujer que tenía una profunda fe católica. Nunca se supo el autor del llamado anónimo a la escuela. Al abrir la puerta el fiscal y el profesor resbalaron en la sangre, Luisa ya no tenía sus ojos y el guardapolvo blanco cubría su cuerpo desnudo. El profesor cuando retornó a su casa, entró descalzo, puso los zapatos en una bolsa de nylon, la pequeña hija preguntó el motivo de sus lágrimas. La madre de Luisa dijo que al diablo no le gustan como miran las personas perfectas. See more

Cuentos cortos de autores Argentinos 24.04.2021

De y por Alicia Cristina Secondi. "Fue un sábado, a finales de invierno, mi hermano Jorge vino a ver a nuestra madre y nos invitó a Sofi y a mí a visitar el cam...po. Mamá se quedó en su casa de calle Las Heras, pues estaba muy resfriada. Salimos a la tarde temprano, con el equipo de mate y bizcochitos, en el chevy 1970, que había sido de mi padre. Debo aclarar que mi hermano guarda celosamente todos los autos que fueron de mi padre, incluso el Fiat 1100 año 61, reliquias que conserva intactas. Tomamos un camino alternativo, de tierra, muy poceado, de modo que en el duro chevy el paseo se tornó fuera de lo común, nos íbamos despegando del asiento a los saltitos. En un momento, Jorge, que maneja muy bien el histrionismo, nos hizo creer que estábamos perdidos y hasta exageró el chiste parando en un puesto de estancia para preguntar dónde estábamos; con Sofi nos asustamos un poco, este es un tío poco convencional. De pasada se detuvo donde falleció en un accidente el corredor Juan Galvez (en el camino a los chilenos) y en el monolito se retrató en una foto. Había sido un invierno de sequía, llenos de polvo del camino, por fin, llegamos a Recalde. Era la hora después de la siesta, todo estaba muy calmo, como detenido en el tiempo. Sofi quedó asombrada con los galpones de la vieja estación, donde el tren no llega más. Mi madre nos contaba que los días sábados, ese lugar era una romería de gente arribando para la tertulia-baile que se hacía en el pueblo. Nos acercamos a la casa de nuestro primo Daniel, que nos acompañó a visitar nuestro campo, una parte del original, que se llamaba San Miguel. A nuestra porción mi madre la denominaba Los Hornos, porque allí se cocinaron los ladrillos con los que se construyó la casa donde nació y creció junto a sus hermanos mayores, ella era la menor. Daniel llevó las llave de la vieja casa, recorrimos todas sus habitaciones e identifiqué cada una con sus antiguos habitantes, pues por las anécdotas de mi madre conocía todos los rincones con sus historias. Hasta que llegamos al comedor, totalmente vació y a mi izquierda, estaba él, en su cuadro, nuestro abuelo Miguel, con su mirada, mezcla entre tierna y vigilante, que te sigue a todos los ángulos en donde te ubiques. El sol entraba por las hendijas de la celosía y dibujaba un abanico de líneas claras sobre el oscurecido piso de pinotea, que mi madre decía, con jactancia, mantenían claro con jabón blanco. Sofi comenzó a hablar en voz baja y preguntó quién era el hombre del cuadro, sentí que en esa habitación por un instante habíamos estado en otra dimensión; salimos presurosas, tomadas de la mano, hacia la cocina donde estaban mi hermano y primo. Quise registrar en mi memoria el olor de la casa, pero pese a estar siempre cerrada, no había ninguno en especial, ahí por primera y única vez sentí el olor que tiene la eternidad. Estoy convencida que el día que saquen el cuadro de mi abuelo la casa se derrumbará, él la cuida y sostiene. Espero que sus seis hijos, ya muertos, estén con él y la abuela Ana, tomando la merienda en el comedor, como relataba mi madre." Julieta Secondi Patricio Augusto Secondi Larregina Sergio Sergio Secondi. Sofía Pereyra See more

Cuentos cortos de autores Argentinos 12.04.2021

Alicia Cristina secondi UN PADRE Solía despertarse viviendo aquellos instantes tanta veces repetidos en su niñez, comiendo la picada del vermouth que su padre tomaba antes de otras copas de vino. Siempre acompañaba a su padre al bar, cuando la madrugada llegaba se dormía sobre la mesa abrazando su cabeza. Cada tanto despertaba con alguna risotada de los hombres jugando al truco, entonces miraba con un solo ojo por entre sus dedos las figuras fantasmales que la luz dibujaba co...Continue reading

Cuentos cortos de autores Argentinos 05.04.2021

Cierta vez, en un prólogo, Borges escogió la vida de Whitman como espejo de la suya propia. Y se miró extrañado en las palabras corrientes que describían aquella biografía anodina de otro hombre hecho de días iguales a los suyos, comunes a los de cualquier otro, y llegó a imaginarlos como un precio para ser ese otro: nada menos que el mayor poeta del norte. El genio argentino escribió, como para incluirse en una reflexión que le importaba: Quien busca [en esas biografías] el...Continue reading

Cuentos cortos de autores Argentinos 30.03.2021

Cierta vez, en un prólogo, Borges escogió la vida de Whitman como espejo de la suya propia. Y se miró extrañado en las palabras corrientes que describían aquella biografía anodina de otro hombre hecho de días iguales a los suyos, comunes a los de cualquier otro, y llegó a imaginarlos como un precio para ser ese otro: nada menos que el mayor poeta del norte. El genio argentino escribió, como para incluirse en una reflexión que le importaba: Quien busca [en esas biografías] el...Continue reading

Cuentos cortos de autores Argentinos 18.03.2021

Salgamos de éste oscuro laberinto. Llegó con su termo y su mate, ya me había puesto en sobreaviso al respecto. Sentí su golpe clásico en la puerta y me extraño... no haber escuchado el ascensor como siempre que baja a compartir un rato conmigo. Resultó ser que no lo habia usado porque se niega a tocar la puerta aún con guantes de látex. Así entra a mi depto , sin tocar nada se sienta y habla mirando el balcón, en un día tan gris y neblinoso con el que ella hace juego en cada palabra. Contame algo, dice, con el rictus de su boca hacia un costado. No importa lo que yo le diga, ella quiere caer en la desesperanza y el hartazgo. Mi eterna confianza en la vida, en el propio aprendizaje, en la felicidad que te dan los años, más allá de que cueste caminar muy ligero, ese pequeño sol que trato de sacar dese hace mucho de los rincones más tristes de la casa, no consiguen nada. Ella ésta metida en su retórica de una realidad despiadada donde todo saldrá mal, regular o como lo decida el sistema. Pienso entonces que los amigos son los hermanos que uno elije y le doy vuelta a la alegría que no me abandona y con la que he hecho buenas migas desde niña, cuando tuve que traerla a jugar al patio de la casona de Banfield para no ahogarme en la tristeza de mi casa tras la muerte de mi hermano. Recursos que tienen los niñes que piden permiso para reírse entre tanto llanto. La escucho y nada es más importante que ella misma, entonces me duele que no me pregunte nada, porque yo paso por un momento similar al paraíso en la tierra y quiero transmitirle mi pasión y mi alegria, mis locos proyectos y los más lógicos también, pero sólo escucha su voz porque se ha enamorado del desencanto y cuando eso sucede el gris de la mirada no se va nunca y nunca, está cerca de todo. Salgamos de éste oscuro laberinto digo. Porque la muerte es una certeza que amenaza nuestra fragilidad a cada paso perseveremos en la vida, nunca me gustaron las exactitudes, pero la muerte es exacta. Salgamos de éste oscuro laberinto aunque el día no se preste, aferremonos a ésta vida que nada tiene de exacta porque de lo contrario sería igual a la muerte. Salgamos de éste oscuro laberinto sin certezas pero con la alegría de ser dueños de algo de control en nuestra vidas, los suficiente como para no entristecerse, deprimirse e inevitablemente dejar de creer que llegaremos a mañana. Salgamos de éste oscuro laberinto. Pensemos que si le diéramos un fin preciso a los días perderían totalmente su atractivo. Salgamos de éste oscuro laberinto con la certeza de que podemos ser felices solo por dos cosas, sabemos lo que nos pasa por dentro y si no lo supiéramos podríamos acudir a un analista, además de saber que el universo se extiende tanto que las estrellas se van alejando, así que seremos los últimos que verán un cielo estrellado. Salgamos de éste oscuro laberinto y cambia la yerba que se lavo el mate. See more

Cuentos cortos de autores Argentinos 16.03.2021

Salgamos de éste oscuro laberinto. Llegó con su termo y su mate, ya me había puesto en sobreaviso al respecto. Sentí su golpe clásico en la puerta y me extraño... no haber escuchado el ascensor como siempre que baja a compartir un rato conmigo. Resultó ser que no lo habia usado porque se niega a tocar la puerta aún con guantes de látex. Así entra a mi depto , sin tocar nada se sienta y habla mirando el balcón, en un día tan gris y neblinoso con el que ella hace juego en cada palabra. Contame algo, dice, con el rictus de su boca hacia un costado. No importa lo que yo le diga, ella quiere caer en la desesperanza y el hartazgo. Mi eterna confianza en la vida, en el propio aprendizaje, en la felicidad que te dan los años, más allá de que cueste caminar muy ligero, ese pequeño sol que trato de sacar dese hace mucho de los rincones más tristes de la casa, no consiguen nada. Ella ésta metida en su retórica de una realidad despiadada donde todo saldrá mal, regular o como lo decida el sistema. Pienso entonces que los amigos son los hermanos que uno elije y le doy vuelta a la alegría que no me abandona y con la que he hecho buenas migas desde niña, cuando tuve que traerla a jugar al patio de la casona de Banfield para no ahogarme en la tristeza de mi casa tras la muerte de mi hermano. Recursos que tienen los niñes que piden permiso para reírse entre tanto llanto. La escucho y nada es más importante que ella misma, entonces me duele que no me pregunte nada, porque yo paso por un momento similar al paraíso en la tierra y quiero transmitirle mi pasión y mi alegria, mis locos proyectos y los más lógicos también, pero sólo escucha su voz porque se ha enamorado del desencanto y cuando eso sucede el gris de la mirada no se va nunca y nunca, está cerca de todo. Salgamos de éste oscuro laberinto digo. Porque la muerte es una certeza que amenaza nuestra fragilidad a cada paso perseveremos en la vida, nunca me gustaron las exactitudes, pero la muerte es exacta. Salgamos de éste oscuro laberinto aunque el día no se preste, aferremonos a ésta vida que nada tiene de exacta porque de lo contrario sería igual a la muerte. Salgamos de éste oscuro laberinto sin certezas pero con la alegría de ser dueños de algo de control en nuestra vidas, los suficiente como para no entristecerse, deprimirse e inevitablemente dejar de creer que llegaremos a mañana. Salgamos de éste oscuro laberinto. Pensemos que si le diéramos un fin preciso a los días perderían totalmente su atractivo. Salgamos de éste oscuro laberinto con la certeza de que podemos ser felices solo por dos cosas, sabemos lo que nos pasa por dentro y si no lo supiéramos podríamos acudir a un analista, además de saber que el universo se extiende tanto que las estrellas se van alejando, así que seremos los últimos que verán un cielo estrellado. Salgamos de éste oscuro laberinto y cambia la yerba que se lavo el mate. See more

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