Julieta Ludueña

Esos días de desquicie de tu cama con tu cuerpo Esos días en los que se venden más café y menos helados Los días que llueven Traen huellas de zapatos Pares o sorpresivos ... Los días que llueven Me llevan a momentos De alegría y de nostalgia Me acuerdo también de vos Y cuando al sonreír dijiste algo más Los días que llueven Esos días de calma mental De arrebato De amor De zozobra, de manías Los días que llueven Me vuelco a escribir Quizá un rato pero suficiente Los días que llueven No busco, dejo que el tiempo pase Que me tape el agua Me rindo Los días que llueven Dejan limpio el horizonte Y bien regado el corazón Los días que llueven Son días de café Días en tu cama Días que se hacen recuerdos Dejando de ser nostalgia Los días que llueven Sé que voy a verte

Al fin del mundo el silencio de la fauna se parece al vacío interno de Valentín. Mira el faro, mira su reloj y los recuerdos lo atropellan en aquel café.

A veces dejo de leer, pierdo coraje. A veces me rindo, dejo lecturas a la mitad, por la medianoche y en el bus, en un parque. Para leer hay que tener dos cosas: apetito y un motivo para escapar. Un libro sacia los intestinos con problemas, un estómago de respuestas erróneas, un esófago sediento de buenas ideas. Un libro te da libertad, te la regala cuando lo recorres de una punta a otra. Pero he dejado de leer. Ya no me quiero escapar, ya tengo saciado el cuerpo de letras.... A veces dejo de leer porque simplemente no puedo, no tengo coraje para romperme al leer dos párrafos. A veces, como estos días, dejo de leer porque quiero crear, quiero quedarme en mi hermoso lío y escribir. Hace siete días que no lo hago y apenas respiro, sobrevivo. Es así, sin exagerar. Y entonces vuelvo a algún libro amable, Kundera siempre a mano, y caigo en el juego de las seis causalidades para que haya amor. Si no hay amor que no haya nada. Tomo coraje, tengo apetito y empiezo a leer. Otra vez. Y a escribir también. A celebrar el Día Internacional del libro y del Derecho de Autor. Mi lectura actual es Conjunto Vacío de Verónica Gerber Bicecci. Cuál es la de ustedes?