Refranes
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Guerra avisada no mata soldados. Nos quiere indicar que si somos advertidos con antelación de algo no podemos ser pillados por sorpresa.
Si quieres ser estafado, paga por adelantado.
Es más que probable que a lo largo de nuestra vida hayamos oído o nos hayan contando en alguna ocasión alguna fábula. Este tipo de historias son narraciones parecidas a los cuentos protagonizadas generalmente por animales, dioses u objetos inanimados pero que en la narración tienen características propias del ser humano, y que se caracterizan por contener una enseñanza o moraleja final. Uno de los autores más conocidos de este tipo de narración es Esopo, un antiguo esclavo gr...iego de la Antigua Grecia al cual se atribuyen una gran parte de las fábulas más populares y habituales en nuestra cultura, las cuales en ocasiones han sido reinterpretadas o versionadas por otros grandes fabulistas. Esopo cuenta en su haber con cientos de historias, de las cuáles a lo largo de este artículo veremos varias: una selección de fábulas de Esopo, con explicación. La cigarra y la hormiga Era un caluroso verano. Una cigarra, protegida del sol por la sombra un árbol y disfrutando el momento sin ninguna intención de ponerse a trabajar, cantaba y cantaba continuamente. Mientras vió como su vecina, una trabajadora hormiga, se encontraba trabajando arduamente para ir llevando comida a su hogar. La cigarra le ofreció cantar y descansar, a lo que la hormiga la indicó que debería dejar de estar ociosa y ponerse a recoger alimentos. La cigarra ignoró su consejo. Meses después llegó un invierno frío, que sorprendió a la cigarra sin nada que comer ni un sitio al que ir. Desesperada acudió a su vecina la hormiga pidiéndole ayuda. Sin embargo, la hormiga contestó preguntando qué había hecho durante el verano. La cigarra le dijo que cantar, a lo que la hormiga le respondió que bailara ahora ya que cuando pudo no hizo nada para evitar esa situación, y cerró la puerta dejando fuera a la cigarra". Aunque luego sería reformulada por la Fontaine, se considera o atribuye esta conocida fábula también a Esopo. La moraleja es clara: debemos esforzarnos y trabajar duro para subsistir y conseguir llevar a cabo una vida digna que nos permita sobrevivir., mientras que la vagancia y la falta de actuación nos pueden salir caras Debemos ser constantes, perseverantes y previsores.
LA LIEBRE Y LA TORTUGA Érase una vez una liebre muy veloz que presumía de ello ante todos los animales del bosque. Un día, se encontró con una tortuga que caminaba muy despacio. La liebre se burló de su lentitud. Hagamos una carrera y veamos quién gana propuso la tortuga.... Al empezar la carrera, la liebre salió disparada, mientras que la tortuga avanzó lentamente. Al ver que sacaba una gran ventaja a la tortuga, la liebre se paró en un árbol a descansar. La tortuga siguió avanzando, poco a poco y sin detenerse. Cuando la liebre despertó, vio angustiada que la tortuga estaba a punto de llegar a la meta. La liebre corrió y corrió, pero fue demasiado tarde. La tortuga cruzó la meta, agotada pero feliz. Moraleja: De poco vale el talento sin esfuerzo. Esta fábula de Esopo nos enseña que, con perseverancia y con esfuerzo, podemos lograr nuestras metas.
Tira la piedra y esconde la mano. Este refrán nos hace referencia a aquellas personas que no son conscientes de sus malos actos, o bien que actúan de forma miserable y después disimulan para no ser pillados.
Vísteme despacio que tengo prisa. Este refrán quiere poner en evidencia que, mientras más apurados o presionados estamos, es más importante tomarse las cosas con calma. Al actuar con prisa o precipitadamente, se olvidan o descuidan los detalles fundamentales que hacen a una experiencia provechosa, y se corre el riesgo de perder más tiempo por tener que detenerse a corregir todos los errores derivados del apuro.
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