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TV SAI Latina 01.07.2021

Om SAI Ram SRI SATHYA SAI TV SAI ARGENTINA SRIMAD BHAGAVATAM... Capítulo 3. Krishna es la Fuente de Todas las Encarnaciones. VERSO 1 Suta dijo: Al principio de la creación, el Señor se expandió primero en la forma universal purusa, y manifestó todos los ingredientes para la creación material. Y, así pues, en el comienzo ocurrió la creación de los dieciséis principios de la acción material. Esto tenía por objeto crear el universo material VERSO 2 Una parte del purusa se acuesta en el agua del universo, del lago umbilical de Su cuerpo brota un tallo de loto, y de la flor de loto que hay sobre ese tallo se manifiesta Brahma, el amo de todos los ingenieros del universo. VERSO 3 Se cree que todos los sistemas planetarios universales están situados sobre el extenso cuerpo del purusa; pero Él no tiene nada que ver con los ingredientes materiales creados. Su cuerpo se halla eternamente en estado de existencia espiritual, por excelencia. VERSO 4 Los devotos, con sus ojos perfectos, ven la forma trascendental del purusa, que tienen miles de piernas, muslos, brazos y caras, todos ellos extraordinarios. En ese cuerpo hay miles de cabezas, orejas, ojos y narices, decorados con miles de yelmos y refulgentes aretes, y adornados con guirnaldas. VERSO 5 Esta forma [la segunda manifestación del purusa] es la fuente y la semilla indestructible de múltiples encarnaciones que aparecen en el universo. De las partículas y porciones de esta forma se crean diferentes entidades vivientes, tales como semidioses, hombres y otros seres. VERSO 6 En primer lugar, al principio de la creación, existieron los cuatro hijos solteros de Brahma [los Kumaras], quienes, habiendo hecho un voto de celibato, se sometieron a severas austeridades para poder comprender la Verdad Absoluta. VERSO 7 El disfrutador de todos los sacrificios adoptó la encarnación de un jabalí [la segunda encarnación], y por el bien de la Tierra levantó a esta última de las regiones infernales del universo. VERSO 8 En el milenio de los rishis, la Personalidad de Dios asumió la tercera encarnación apoderada, en la forma de Devarsi Narada, quien es un gran sabio entre los semidioses. Él reunió exposiciones de los Vedas que tratan del servicio devocional y que inspiran la acción no fruitiva. VERSO 9 En la cuarta encarnación, el Señor se convirtió en Nara y Narayana, los hijos gemelos de la esposa del rey Dharma. Así pues, Él se sometió a severas y ejemplares penitencias para controlar los sentidos. VERSO 10 La quinta encarnación, llamada el Señor Kapila, es el principal de los seres perfeccionados. Él le hizo una exposición de los elementos creativos y la metafísica a Asuri Brahmana, pues, en el transcurso del tiempo, ese conocimiento se había perdido. VERSO 11 La sexta encarnación del purusa fue el hijo del sabio Atri. Él nació del vientre de Anasuya, quien oró pidiendo una encarnación. Él les habló del tema de la trascendencia a Alarka, Prahlada y otros [Yadu, Haihaya, etc.]. VERSO 12 La séptima encarnación fue Yajña, el hijo de Prajapati Ruci y su esposa Akuti. Él controló el período durante el cual ocurrió el cambio del Manu Svayambhuva, y fue asistido por semidioses tales como Su hijo Yama. VERSO 13 La octava encarnación fue el rey Rsabha, el hijo del rey Nabhi y su esposa Merudevi. En esa encarnación, el Señor mostró el sendero de la perfección, el cual es seguido por aquellos que han controlado completamente los sentidos y que son honrados por todas las órdenes de vida. VERSO 14 ¡Oh, brahmanas!, en la novena encarnación, el Señor, por cuya aparición habían orado los sabios, adoptó el cuerpo de un rey [Prthu], el cual cultivó la tierra para que diera variados productos, y por esa razón el planeta estaba hermoso y atractivo. VERSO 15 Al ocurrir una inundación completa, después del período del Caksusa Manu, y cuando el mundo entero estaba profundamente sumergido en el agua, el Señor asumió la forma de un pez y protegió a Vaivasvata Manu, manteniéndolo arriba en un barco. VERSO 16 La undécima encarnación del Señor tomó la forma de una tortuga, cuya concha sirvió de pivote para la colina Mandaracala, que los teístas y ateos del universo estaban usando como batidor. VERSO 17 En la duodécima encarnación, el Señor apareció como Dhanvantari, y en la decimotercera atrajo a los ateos mediante la encantadora belleza de una mujer, y les dio de beber néctar a los semidioses. VERSO 18 En la decimocuarta encarnación, el Señor apareció como Nrsimha, y con Sus uñas bifurcó el fuerte cuerpo del ateo Hiranyakasipu, tal como un carpintero corta la caña. VERSO 19 En la decimoquinta encarnación, el Señor asumió la forma de un brahmana enano [Vamana] y visitó la arena de sacrificio establecida por Maharaja Bali. Aunque en el fondo estaba deseando recuperar el reino de los tres sistemas planetarios, Él únicamente pidió una donación de tres pasos de tierra. VERSO 20 En la decimosexta encarnación de la Divinidad, el Señor [como Bhrgupati] aniquiló a la clase administradora [ksatriyas] veintiuna veces, pues estaba furioso con ellos por su rebelión en contra de los brahmanas [la clase inteligente]. VERSO 21 Después, en la decimoséptima encarnación de Dios, Sri Vyasadeva apareció en el vientre de Satyavati a través de Parasara Muni, y al ver que la generalidad de la gente era poco inteligente, dividió en diversas ramas y subramas el único Veda que había. VERSO 22 En la decimoctava encarnación, el Señor apareció como el rey Rama. A fin de ejecutar algunas tareas que fueran del agrado de los semidioses, exhibió poderes sobrehumanos al controlar el océano Índico y matar luego al ateo rey Ravana, que se encontraba del otro lado del mar. VERSO 23 En las encarnaciones decimonovena y vigésima, el Señor hizo Su advenimiento como el Señor Balarama y el Señor Krishna en la familia de Vrsni [la dinastía Yadu], y con eso quitó la carga del mundo. VERSO 24 Luego, al comienzo de Kali-yuga, el Señor aparecerá como el Señor Buda, el hijo de Añjana, en la provincia de Gaya, sólo con el propósito de engañar a aquellos que estén envidiosos del teísta fiel. VERSO 25 Después, en el momento de la conjunción de dos yugas, el Señor de la creación nacerá como la encarnación Kalki, y se convertirá en el hijo de Vishnu Yasa. En ese entonces, los gobernantes de la Tierra se habrán degenerado y convertido en saqueadores. VERSO 26 ¡Oh, brahmanas!, las encarnaciones del Señor son innumerables, como riachuelos provenientes de inagotables manantiales de agua. VERSO 27 Todos los rishis, Manus, semidioses y descendientes de Manu, que son especialmente poderosos, son porciones plenarias o porciones de las porciones plenarias del Señor. Esto también incluye a todos los Prajapatis. VERSO 28 Todas las encarnaciones anteriormente mencionadas son, o bien porciones plenarias, o porciones de las porciones plenarias del Señor, pero el Señor Sri Krishna es la Personalidad de Dios original. Todas ellas aparecen en los planetas, siempre que hay un disturbio creado por los ateos. El Señor se encarna para proteger a los teístas. VERSO 29 Todo aquel que, cuidadosamente y con devoción, recite por la mañana y por la noche las descripciones de las misteriosas apariciones del Señor, se libera de todos los sufrimientos de la vida. VERSO 30 El concepto de la forma virat del Señor, o la forma universal, tal como aparece en el mundo material, es imaginario. Su objeto es permitirles a los poco inteligentes [y neófitos] que se adapten a la idea de que el Señor tiene forma. Pero, de hecho, el Señor no tiene forma material. VERSO 31 Las nubes y el polvo son transportados por el aire, pero las personas poco inteligentes dicen que el cielo está nublado y que el aire está sucio. De forma similar, ellas también le atribuyen conceptos materiales y corporales al ser espiritual. VERSO 32 Más allá de ese concepto burdo de la forma hay un concepto sutil, que carece de figura definida y es invisible, inaudible y no manifiesto. El ser viviente tiene su forma más allá de esa sutileza, pues de no ser así no podría tener repetidos nacimientos. VERSO 33 Cuando quiera que una persona experimente, mediante la autorrealización, que tanto el cuerpo burdo como el sutil no tienen nada que ver con el yo puro, en ese momento se ve a sí mismo, así como también al Señor. VERSO 34 Si por la gracia del Señor la energía ilusoria se apacigua y la entidad viviente se enriquece plenamente con conocimiento, entonces ésta se ilumina de inmediato con la autorrealización, y se sitúa así en su propia gloria. VERSO 35 Así pues, los hombres eruditos describen los nacimientos y actividades del innaciente e inactivo, que no puede ser descubierto ni siquiera en las Escrituras védicas. Él es el Señor del corazón. VERSO 36 El Señor, cuyas actividades siempre son inmaculadas, es el amo de los seis sentidos y es plenamente omnipotente con seis opulencias. Él crea los universos manifestados, los mantiene y los aniquila, sin ser afectado en lo más mínimo. Él está dentro de cada ser viviente, y siempre es independiente. VERSO 37 Los necios con un escaso acopio de conocimiento no pueden conocer la naturaleza trascendental de las formas, nombres y actividades del Señor, quien está actuando tal como un actor en un drama. Y tampoco pueden ellos expresar esas cosas, ni en sus especulaciones ni en sus palabras. VERSO 38 Sólo aquellos que les prestan un servicio favorable, franco e ininterrumpido a los pies de loto del Señor Krishna, quien lleva en Su mano la rueda de la cuadriga, pueden conocer al creador del universo en toda Su gloria, poder y trascendencia. VERSO 39 Únicamente por hacer esas preguntas en este mundo puede uno tener éxito y estar perfectamente consciente, pues esa clase de preguntas invocan en uno el extático y trascendental amor por la Personalidad de Dios, quien es el propietario de todos los universos, y garantizan un ciento por ciento de inmunidad contra la espantosa repetición del nacimiento y la muerte. VERSO 40 Este Srimad-Bhagavatam es la encarnación literaria de Dios, y lo recopiló Srila Vyasadeva, la encarnación de Dios. El Srimad-Bhagavatam tiene por objeto el máximo bien de toda la gente, y es supremamente triunfante, supremamente bienaventurado y supremamente perfecto. VERSO 41 Después de extraer la crema de todas las Escrituras védicas e historias del universo, Sri Vyasadeva le entregó el Srimad-Bhagavatam a su hijo, quien es el más respetado de los seres autorrealizados. VERSO 42 Sukadeva Gosvami, el hijo de Vyasadeva, le entregó a su vez el Bhagavatam al gran emperador Pariksit, quien se sentó a orillas del Ganges, rodeado de sabios, a aguardar la muerte sin comer ni beber. VERSO 43 Este Bhagavata Purana es tan brillante como el Sol, y ha surgido justo después de la partida del Señor Krishna a Su propia morada, acompañado por la religión, el conocimiento, etc. Las personas que han perdido la visión debido a la densa oscuridad de la era de Kali, habrán de recibir la luz de este Purana. VERSO 44 ¡Oh, brahmanas eruditos!, cuando Sukadeva Gosvami recitó el Bhagavatam ahí [en presencia del emperador Pariksit], yo lo oí a él con suma atención, y, en consecuencia, por su misericordia, aprendí el Bhagavatam con ese eminente y poderoso sabio. Ahora trataré de hacerles oír exactamente lo mismo, tal como lo aprendí de él y como yo lo he comprendido.

TV SAI Latina 16.06.2021

Om SAI Ram SRI SATHYA SAI TV SAI ARGENTINA LA HISTORIA DE RAMA RAMAKATHA I... 2. LA DINASTÍA IMPERIAL En la dinastía solar, inmaculada y pura, nació Katvanga, el poderoso, afamado por doquier, gran guerrero, intensamente amado y venerado gobernante. Su gobierno derramaba suprema felicidad sobre la enorme población que se encontraba bajo su reinado, que le rendía homenaje como si fuera Dios mismo. Katvanga tenía un único hijo, llamado Dilipa, que creció brillando en la gloria de la sabiduría y la virtud; compartía con su padre la alegría y el privilegio de cuidar y guiar a la gente. Se movía entre sus súbditos ansioso de conocer sus penas y alegrías, deseoso por descubrir la mejor manera de aliviarlos de la congoja y la desdicha, comprometido con su bienestar y prosperidad. El padre observaba a su hijo crecer sano y fuerte, virtuoso y sabio. Buscó una novia para él, para que después de la boda pudiera poner sobre sus hombros parte de la carga del reino. La buscó en casas de la realeza, por todas partes, ya que ella debía ser una digna compañera para el príncipe. Al fin, la elección cayó sobre Sudakshina, princesa de Magadhan. Y la boda se celebró con insuperable pompa y regocijo de la gente de la corte. Sudakshina estaba dotada en amplia medida con todas las virtudes de la mujer. Era santa y sencilla y una sincera seguidora de su marido; servía a su señor y derramaba su amor sobre él como si fuera su propio aliento. Caminaba siguiendo los pasos de su marido y jamás se desviaba del camino recto. Dilipa también era la encarnación misma de la rectitud y, como consecuencia, ni el deseo ni el desaliento lo afectaban en lo más mínimo. Se adhería a los ideales y prácticas de su padre en cuanto al gobierno del reino se refería, y así pudo, lentamente y sin ninguna fricción, tomar la total responsabilidad de la administración. De esta manera le pudo dar la oportunidad a su padre de descansar en su vejez. Katvanga se regocijaba contemplando las grandes cualidades de su hijo y observando su habilidad, eficiencia y práctica sabiduría. Así pasaron algunos años. Después, Katvanga ordenó a los astrólogos de la corte que seleccionaran un día y hora propicios para la coronación, y el día fijado por ellos nombró a D¡lipa monarca del reino. Desde aquel día, D¡lipa brilló como el señor soberano de un imperio que abarcaba de mar a mar, con las siete islas del océano. Su gobierno era tan justo y compasivo, tan conforme con los mandatos establecidos por las Escrituras, que las lluvias caían tan abundantemente como se requería y la cosecha era rica y abundante. El imperio entero era verde y glorioso, festivo y completo. La tierra resonaba con las palabras sagradas de los Vedas recitados en todos los pueblos, los mantras purificadores eran cantados durante las ceremonias védicas llevadas a cabo por toda la nación, y las comunidades vivían en armonía con las demás. Sin embargo, el maharaja estaba aparentemente sobrecogido por alguna misteriosa ansiedad; su rostro perdía brillo y esplendor, y con el paso de algunos años la situación no mejoró. La desdicha grabó líneas profundas en su frente. Un día reveló la causa de su tristeza a Sudakshina, su reina: "¡Querida! No tenemos hijos y esa tristeza me está venciendo. Mi dolor aumenta cuando veo que nuestra dinastía lkshvaku terminará conmigo. Algún pecado que cometí debe de haber traído esta calamidad. Me siento incapaz de decidir de qué manera voy a enfrentar este maligno destino. Estoy ansioso de escuchar de nuestro preceptor, el sabio Vasishta, los medios por los que puedo ganar la gracia de Dios y enmendar el pecado. Estoy muy afectado por la pena. ¿Cuál crees tú que pudiera ser el mejor medio para ganar la gracia?" Sudakshina ni siquiera se tomó tiempo para pensar en la respuesta: "¡Señor! Este mismo miedo ha entrado en mi mente también y me ha causado mucha congoja. No he querido expresarla; la he ahogado en mi mente porque no puedo, lo sé, revelar mis temores sin que tú me incites a ello, mi señor. Yo siempre estoy deseosa y pronta a obedecer y seguir lo que te parezca la mejor solución para sobrellevar nuestra congoja. ¿Por qué debe haber demora? Apurémonos a consultar al venerado Vasishta". D¡lipa ordenó que se trajera la carroza para ir hacia la ermita del preceptor, y ordenó que nadie lo escoltara o acompañara a excepción de su esposa. De hecho, él mismo manejó el vehículo y llegó a la sencilla choza de su divino maestro. Al sonido de la carroza, los ermitaños que estaban en las afueras del ashram (lugar donde vive un maestro) fueron a buscar a su maestro para avisarle que llegaba el gobernante del imperio. Vasishta derramó sus bendiciones en él tan pronto como lo vio cerca de la puerta y amorosamente le preguntó sobre su salud y por el bienestar de sus súbditos y el de toda su familia. Sudakshina se postró a los pies de la consorte del sabio, la afamada Arundhati, encarnación de todas las virtudes que adornan a las más nobles mujeres. Arundhati la levantó hacia sus brazos y amorosamente la estrechó preguntándole sobre su bienestar. Luego la llevó hacia el interior de la ermita. Como es propio de un monarca, D¡lipa le preguntó a Vasishta si las ofrendas y los sacrificios que los ascetas debían llevar a cabo como parte de la tradición cultural se estaban efectuando sin ningún contratiempo, si los anacoretas pasaban dificultades para conseguir comida y si continuaban con sus estudios y prácticas espirituales, y si en la selva eran aterrorizados por alguna bestia salvaje. Ansiaba, dijo, que sus estudios y ejercicios espirituales progresaran sin ninguna distracción a causa de un ambiente adverso o por influencias extrañas. Cuando el rey y la reina entraron a la choza y se sentaron en sus lugares, con todos los sabios y buscadores espirituales reunidos, Vasishta pidió a todos que lo dejaran solo con los monarcas. Le preguntó al rey la razón de su visita. D¡lipa le comunicó a su preceptor la naturaleza y lo hondo de su pena, y le rogó el único remedio que podía quitársela: su gracia. Luego de escuchar ese ruego, Vasishta se abismó en profunda meditación. Imperó un perfecto silencio. El rey también se sentó en la posición de loto sobre el suelo desnudo y fundió su mente en Dios; la reina también se unió a la Divinidad. Al fin, Vasishta abrió los ojos y dijo: "La voluntad de Dios no puede ser impedida por ningún hombre, sea cual fuere su poder y autoridad. No hay ningún poder que pueda pasar por encima de un decreto Divino. No puedo darte suficiente gracia para que, por mis bendiciones, nazca el hijo que deseas. Tienes sobre ti una maldición. En una ocasión, cuando te acercabas a la capital, durante un viaje de retorno a casa, la vaca divina, Kamadhenu, estaba echada bajo la fresca sombra del árbol divino, el Kalpataru. Tu ojo la vio pero, atrapado en los enredos de los placeres mundanos, la ignoraste y pasaste de largo, con orgullo, hacia tu palacio; Kamadhenu se sintió ofendida por tu indiferencia, estaba herida porque no la habías honrado, y sintió que tu gente podría empezar a deshonrarla, ya que el mismo rey había faltado a su deber. Cuando los gobernantes no veneran a los Vedas, o no respetan a los brahmines que aprenden y practican los Vedas, o descuidan a la vaca que sostiene al hombre, y continúan gobernando impunemente argumentó ella , no hay dharma (rectitud) en la Tierra. "Kamadhenu te maldijo ese día para que no tuvieras hijos que te sucedieran en el trono pero aclaró que, cuando siguieras el consejo del gurú y empezaras con humildad a venerar y a servir a la vaca y la adoraras en contrición, la maldición quedaría anulada y Kamadhenu te recompensaría con un heredero. "Por eso, adora a la vaca a partir de este momento, con tu reina, como lo establecen las Escrituras sagradas, y podrán estar seguros de que tendrán un hijo. Se acerca la hora en que las vacas empiezan a regresar a casa luego de haber pastado. Mi tesoro, la vaca divina, Nandini, se está acercando rápidamente a la ermita. Vayan, sírvanla con devoción y fe inquebrantable. Denle comida y bebida a sus horas. Bañen a la vaca, llévenla a pastar y cuiden que ningún daño le ocurra mientras come". Vasishta inició entonces a los reyes en el voto ritual de adoración a la vaca; los mandó al establo con agua sagrada y ofrendas para la adoración y él se encaminó hacia el río para hacer sus abluciones y oraciones de la tarde. Un día, mientras Nandini pastaba, un león la acechó y la persiguió para poder calmar su hambre. Dilipa observó esto y usó toda su fuerza y habilidad para evitar que el león la devorara, pero finalmente tuvo que ofrecer su propio cuerpo a cambio. Aquel león, aunque era una bestia feroz, respetaba el dharma. Conmovido por el sacrificio que D¡lipa estaba dispuesto a hacer para salvar a la vaca que el rey adoraba, la puso en libertad, soltó al rey y se alejó del lugar. La vaca Nandini estaba llena de un inexpresable sentimiento de gratitud y alegría ante el gesto de sacrificio de Dilipa, y le dijo: "Rey, en este momento la maldición que te aflige queda sin efecto. Tendrán un hijo que someterá al mundo entero, mantendrá los principios y la práctica del dharma, ganará renombre en la Tierra y en el cielo, acrecentará la fama de la familia real y, más aún, continuará la dinastía lkshvaku, en la que el mismo Dios, Narayana, nacerá algún día. ¡Que ese hijo nazca pronto!", y Nandini lo bendijo. Y, cuidada por el rey, la vaca sagrada regresó al ashram de Vasishta. El gurú no necesitó que se lo dijeran. Lo supo tan pronto como vio la expresión de los reyes; supo que su deseo había sido cumplido, así que los bendijo y dio su venia para que partieran hacia la ciudad. Entonces, D¡lipa y Sudakshina se postraron ante el sabio y marcharon al palacio, adonde llegaron plenos de alegría por el feliz cambio en el curso de los acontecimientos. La criatura crecía en el vientre tal y como la bendición lo había afirmado. Cuando transcurrieron los meses, en un auspicioso momento nació el hijo. Cuando las buenas nuevas se difundieron por la ciudad y el reino, miles de personas se congregaron alrededor del palacio con gran júbilo, las calles se engalanaron con banderas y grandes hojas verdes. Grupos de personas bailaban llamando a todos para que compartieran la felicidad por la noticia y encendían llamas con alcanfor para señalar la ocasión. Enormes multitudes exclamaban: "¡Jai, jai!", y caminaban hacia los patios del palacio. D¡lipa ordenó que el nacimiento del heredero se anunciara a la multitud, reunida en los amplios jardines del palacio, por el mismo ministro. Como respuesta, la multitud hizo una dichosa aclamación que llegó al cielo. El aplauso fue largo y rumoroso; los `jai" se oían como ecos de un extremo a otro de la calle. Llevó muchas horas para que la concurrencia se dispersara y se retirara a sus casas. En el décimo día, el rey invitó al gurú y llevaron a cabo la ceremonia de dar nombre al recién nacido, y se seleccionó el de Raghu, por la constelación en la cual había nacido. La criatura deleitaba a todos con sus balbuceos y juegos, y con los años fue querido por todos por ser un brillante y encantador muchacho; luego transcurrió la adolescencia y se convirtió en un colaborador valiente, resuelto y eficiente de su padre. Una noche, nadie podía saber por qué el rey se había entristecido, y cuando estaba a solas con la reina, le. dijo: "Sudakshina, he logrado muchas grandes victorias. He tenido éxito en llevar a cabo muchos rituales importantes. He luchado en muchas batallas con poderosos invasores y he triunfado sobre ellos, incluyendo a ogros y a titanes. Hemos sido bendecidos con un hijo que es la joya más preciada. Ya no tenemos nada más que ganar. Pasemos el resto de nuestras vidas en adoración a Dios. Raghu es el depositario de todas las virtudes, es capaz en todos los aspectos y puede soportar la carga de gobernar todo el imperio. Confiémosle el reino; nos retiraremos al silencio del bosque y viviremos de raíces y frutos, serviremos a los sabios que llevan vidas austeras llenas de pensamientos santos y que aspiran a Dios, y santificaremos cada momento escuchando las enseñanzas sagradas (sravana), reflexionando en los significados profundos y en practicar el camino establecido. No cederemos ni por un minuto a la pereza, la cual es sostenida por las cualidades tamásicas". Después, tan pronto como amaneció, llamó al ministro ante su presencia; le pidió que se hicieran los arreglos para la coronación y matrimonio del príncipe. Pleno de espíritu de renunciación, le preguntó a la reina cuáles eran sus planes. Ella derramó lágrimas de gratitud y alegría, y dijo: "¿Qué mejor fortuna puedo tener? Estoy atada a tus órdenes, lleva a cabo tus planes". Entonces, su entusiasmo y su solidaridad fortalecieron la decisión del emperador. Dilipa llamó a sus ministros, eruditos y sabios y les comunicó su intención de celebrar la coronación y el matrimonio de su hijo; ellos accedieron de todo corazón y ambos actos se llevaron a cabo con gran suntuosidad. El padre le dio al príncipe valiosos consejos sobre la administración, enfatizando la necesidad de promover el estudio de las Escrituras y estimular a los eruditos instruidos en la ciencia védica, así como la promulgación de leyes para el progreso de su pueblo. Después se fue a la selva con la reina, resueltos a alcanzar la gracia de Dios. Raghu reinó a partir de ese día de acuerdo con las directivas de los pandits y con un doble propósito: el bienestar de sus súbditos y la promoción de la vida moral. Como creía que estos dos objetivos eran tan vitales como el aire, no escatimó esfuerzos para alcanzarlos, así como para que sus ministros también se le unieran en ese objetivo. Aunque joven aún, era rico en virtudes. Por muy difícil que pudiera ser un problema, lo comprendía rápido y descubría los medios para resolverlo; así logró que sus súbditos estuvieran contentos. A los reyes malvados les daba severas lecciones: se los ganaba con acercamientos pacíficos e inteligentes tácticas diplomáticas, o lanzando contra ellos un pequeño ejército, o enfrentándolos abiertamente en el campo de batalla. Estaba comprometido en actividades que aseguraban el bienestar de la gente y promovía la cultura de los Vedas. Toda clase de gente, de diferentes edades, posiciones económicas y logros, enaltecía su gobierno. Decían que era superior a su padre en habilidad física, valor, conducta recta y compasión. Todos decían que traía fama al nombre que llevaba. Raghu daba especial atención al cuidado y bienestar de los ascetas en la selva, cuidaba que permanecieran libres de hostigamientos y él mismo supervisaba los arreglos para asegurarles protección. A causa de todo esto recibía sus bendiciones y gracia en amplia medida. Un día, Kautsu, el ermitaño discípulo de Varathantu, llegó a la corte después de haber terminado de recibir sus enseñanzas. Le rogó al rey que lo ayudara a conseguir la ofrenda de agradecimiento que tenía que presentar a su preceptor. Raghu le dio el dinero que quería. Kautsu estaba feliz porque el regalo que había recibido no era impuro, sino reunido sin haber causado ningún dolor a la gente, la cual pagaba sus impuestos con alegría y gratitud, pues Raghu no recolectaba ni un centavo más de lo que era estrictamente necesario, ya que siempre temía la ira de Dios. El dinero también había sido entregado con gran amor y consideración, y así, Kautsu estaba colmado de dicha y de gratitud. Su corazón estaba henchido y habló amorosamente al rey: "Que seas bendecido pronto con un hijo, quien será famoso en todo el mundo", y se retiró de la presencia del gobernante. De acuerdo con aquellas palabras, diez meses después, Raghu recibió la gracia de un hijo que resplandecía como un diamante. El rito de la imposición del nombre se llevó a cabo por los sacerdotes del palacio. Fue llamado Aja. Era un bebé encantador. Creció y se convirtió en un brillante muchacho, ávido de aprender todas las ciencias y las artes, de las que se volvió un experto en cada una de ellas; su fama como gran estudiante y culto jovencito se extendió por toda la nación. A su debido tiempo, Raghu también sintió la necesidad de colocar sobre los hombros del príncipe la carga del poder y retirarse a la selva para dedicarse a la contemplación de Dios. El también llamó a sus ministros para que arreglaran la transferencia de la autoridad mediante el rito de la coronación, junto al matrimonio de Aja con una novia adecuada. Indumati, la hermana de Bhojaraja, el gobernador de Magada, fue la muchacha que escogieron como compañera de Aja. Así, después de haber dejado a su hijo en el trono, los padres reales se fueron a su ermita en la selva. Aja, con la reina como su amada compañera, ganó la lealtad de sus súbditos por su sabiduría y compasión: siguieron escrupulosamente el consejo de Raghu sobre la manera y los medios de un buen gobierno. Aja amaba y veneraba al mundo y a sus habitantes como reflejos e imágenes de Indumati a quien amaba profundamente. De esta manera, él vivía pleno de felicidad y regocijo. Acostumbraban pasar días y semanas en los hermosos retiros del bosque, admirando la maravilla de la naturaleza. Mientras tanto, la reina dio a luz un hijo. Los padres se regocijaron con este feliz acontecimiento; asimismo, hicieron que le comunicaran la noticia a su venerable preceptor, Vasishta. Querían brindarle al recién nacido los ritos ceremoniales. Se le llamó Dasarata. El pequeño era, sin duda, el favorito de todos los que lo veían y tenían el privilegio de acariciarlo. El niño movía sus miembros como si fuera todo vitalidad. Parecía que se alimentaba de alegría y que sólo vivía para brindar felicidad a los demás. Un día, Aja e Indumati acudieron al bosque, tal como era su costumbre, para recrearse en el regazo de la naturaleza. El silencio y lo sublime de ese día eran aún más atractivos que en otras ocasiones. Se sentaron a la sombra de un árbol y se hablaban con ternura cuando, de pronto, el ambiente se vio inundado por un aire cargado con una fragancia dulce más allá de cualquier descripción. Y pudieron oír fascinantes melodías de música divina. Se levantaron y buscaron la causa de estos misteriosos regalos. Descubrieron entonces muy alto sobre sus cabezas, entre las nubes del cielo, a Narada, el "hijo mental" de Brahma, yendo rápidamente a algún lugar. Mientras lo observaban, una flor que Narada llevaba en su tocado se soltó y, llevada por el viento, cayó exactamente sobre la cabeza de Indumati. Aja estaba atónito por el incidente, pero se sorprendió más todavía al descubrir que la reina había caído, cerrando sus ojos para siempre. La muerte de la mujer que amaba tan íntimamente como a su propio aliento, causó un dolor desesperado al gobernante, su desolación estremeció al bosque de punta a punta. La Tierra tembló, pero los árboles permanecieron inalterables, insensibles a la desdicha que ahogaba el corazón del rey. Narada escuchó aquellos lamentos, el llanto de Aja ante el cuerpo de su bienamada, y lo fue a consolar en su tristeza. "i Rajá! dijo , la pena es una reacción que no sirve cuando la muerte golpea; el cuerpo está sujeto a nacimientos y muertes, lo que trae el nacimiento también trae la muerte, tratar de saber el porqué es una locura. Los actos de Dios están más allá de la cadena de causa y efecto. Los intelectos comunes no pueden entenderlo sino, a lo sumo, adivinar la razón. ¿Cómo puede el intelecto comprender algo que está fuera de su dominio? "La muerte es inevitable para cada ser encarnado. Sin embargo, ya que el fin de Indumati te parece tan extraño, te diré la razón dijo Narada . Escucha: en épocas pasadas, el sabio Trinabindu estaba concentrado en un ascetismo extremo, así que Indra resolvió probar sus logros y su equilibrio interno. Envió una encantadora deidad llamada Harini para atraerlo hacia el mundo de la sensualidad. El sabio permaneció imperturbable a sus encantos y se mantuvo sereno. Abrió los ojos y dijo: No pareces ser una mujer común. Podrías ser una doncella divina. Bueno, quienquiera que seas, ¡vas a sufrir por haberte decidido a ejecutar este cruel acto, un plan malvado! Caída del cielo, nacerás como un ser humano; aprenderás lo que es ser un mortal. Maldiciéndola así, el sabio cerró nuevamente los ojos y entró en meditación. "Harini tembló de miedo y derramó abundantes lágrimas de arrepentimiento, pidiendo que no la exiliaran del cielo, rogó patéticamente para que le retiraran la maldición. El sabio se compadeció un poco y dijo: Oh débil criatura, no es posible para mí desdecir mis palabras. Sin embargo, te diré la manera en que puedas salvarte. ¡Escucha! En el momento en que una flor del cielo caiga sobre tu cabeza, tu forma humana caerá y podrás retornar al Cielo. Indurnati es aquella divina doncella y ha logrado su liberación en este día. Cuando la flor que yo portaba cayó sobre ella, se liberó de la maldición. ¿Por qué lamentarse entonces? No hay ninguna razón." Narada le habló de los deberes de un monarca, de su responsabilidad y del ejemplo que debe poner ante todos; le habló de la fugacidad de la vida y del misterio de la muerte, el destino final de todos los seres que nacen. Después de esto, Narada siguió su camino al cielo. Sin posibilidad de poder ayudar a su bienamada, Aja ¡levó a cabo los ritos fúnebres y se dirigió a la capital; estaba oprimido por el dolor. Sólo el príncipe Dasarata podía darle algo de consuelo y renovar su voluntad de vivir; el rey pasaba sus días sumido en la tristeza. Como Dasarata era ahora ya un joven plenamente desarrollado, Aja le entregó el reino y se fue a un islote del río Sarayu, con el voto de no aceptar comida. Se negaba a sí mismo, ya no encontraba razón para continuar, así que provocó que su propia vida se extinguiera. Tan pronto como Dasarata oyó esas noticias, se apresuró a ir al río Sarayu y lloró la pérdida de su querido padre. Hizo sin demora los arreglos para el funeral y sintió algún alivio al saber que su padre había desistido de vivir en el cumplimiento de un voto ritual. Sacó algo de fortaleza de este hecho y asumió sus deberes como gobernante, con completo dominio de sus variadas facultades. En poco tiempo la fama de Dasarata iluminó como un sol al amanecer. Tenía la intrepidez y habilidad de diez aurigas, así que el nombre Dasarata (un héroe con diez carruajes) era muy apropiado. Nadie se podía poner en contra de la arremetida de su poderoso carro de combate. Los demás gobernantes, atemorizados por sus proezas, le rendían homenaje. El mundo lo exaltaba como un héroe sin igual, un dechado de virtudes, un hombre de estado de la más elevada categoría.

TV SAI Latina 29.05.2021

Om SAI Ram SRI SATHYA SAI TV SAI ARGENTINA OM TAT SAT SRIMAD DEVI BHAGAVATAM... LIBRO I - CANTO IV Los Risis dijeron:- ¡Oh Saunya! ¿Cómo nació Suka Deva? ¿Quién estudió estos Purâna Samhitâs; por cuál esposa de Vyasa Deva? ¿y Cómo? ¡Oh altamente inteligente! Tú acabas de decir que Suka Deva no fue dado a luz de vientre, en la manera natural; nació de los pedazos de madera secos para el sacrificio Homa. Pero escuchamos antes que el gran asceta fue Yogi incluso en el vientre de su madre, así que una gran duda viene a nuestras mentes. Mejor la quitas hoy; cómo estudió también estos Purânas, tan vastos en su naturaleza, di esto. (1-3) Sûta dijo:- En aquellos días de tiempos pasados, el hijo de Satyavati Veda Vyâs, al estar en su propia ermita en las orillas del río Sarasvati, se maravilló grandemente al ver un par de Châtakas (golondrinas). Vio a la pareja poniendo frecuentemente comida en el pico de su infante, apenas nacido del huevo, de hermoso cuerpo, boca roja, y cuerpo grasoso. No les importa en absoluto su propia hambre y trabajo; todo lo que les importa es alimentar a su pequeño. Dijo también que la pareja frota sus cuerpos contra el cuerpo y besando amorosamente la boca del pequeño y sintiendo el más alto placer. Viendo este maravilloso afecto de las dos golondrinas hacia su pequeño, Veda Vyâs se volvió muy ansioso y pensó en lo siguiente en su mente. (4-8). ¡Oh! ¡Que maravilla es, cuándo los pájaros tiene tanta afección filial hacia su hijo, que los hombres, que quieren servicios de sus hijos, mostraría su afecto hacia sus hijos! Esta pareja de golondrinas no realizará el feliz casamiento de su pequeño y no verán la cara de la esposa de su hijo; ni cuando envejezcan mucho, que su hijo se vuelva muy religioso y servirlos para obtener grandes méritos en el Cielo. Ni esperan que su hijo gane dinero y los satisfaga; ni realizaría sus exequias funerales diariamente ni les o les ayudaría en su viaje hacia el próximo mundo el niño cuando mueran; ninguno de todos estos. Ni llevará a cabo el niño la ceremonia Srâdh en Gayâ; ni ofrecerá la ofrenda del toro azul el día del ofrecimiento del sacrificio a su ancestro (el toro es luego liberado y tenido como sagrado); ¡sin embargo el par de golondrinas tiene tanto afecto hacia su pequeño! ¡Oh! en este mundo tocar el cuerpo del hijo, especialmente nutrir a los hijos, es la mayor felicidad en la vida. (9-14) No hay prospecto en la vida ulterior de aquel sin hijos; nunca, nunca será suyo el Cielo. Sin hijo, no hay otro que pueda ser de ayuda en el próximo mundo. Por lo tanto en los Dharma Sâstras, Manu y otros Munis declaran que el hombre que tiene hijos va al Cielo y que el que no tiene hijos nunca puede ir al Cielo. Que el hombre que posee un hijo tiene derecho a los placeres Celestiales puede ser vívidamente visto más que imaginado. El hombre con hijos es liberado de pecados; esta es la palabra de lo Vedas. El hombre sin hijos se vuelve muy perturbado en la misma hora de la muerte, nunca puede obtener una buena meta. Así pensando variadamente, el hijo de Styavati Veda Vyâs suspiró pesadamente y se volvió apático. Pensó en varios planes y al final, llegando a una conclusión definitiva, fue a la montaña Sumeru a realizar tapasyâ. ¡Al llegar allí, pensó a que Deva adoraría! ¿Visnu, Siva, Indra, Brahmâ, Surya, Ganesá, Kârtikeya, Agni o Varuna? Quién le dará un favor rápidamente y así satisfará sus deseos. Al así reflexionar en su mente, llegó allí Muni Nârada, concentrado y con el laúd en la mano, accidentalmente en su curso de viaje. Viendo a Nârada, el hijo de Satyavati Veda Vyâsa la dio una calurosa bienvenida, con gran grandeza, ofreciéndole Arghya y Âsan (asiento) y preguntó sobre su salud. Escuchando esta pregunta sobre la salud, Nârada Muni dijo:- Oh Dvaipâyan! ¡Porqué te ves tan preocupado! Primero dime esto. (15-27) Veda Vyâsa dijo:- El hombre sin hijos no tiene meta; por lo tanto no hay felicidad en mi mente; estoy permanentemente ansioso por conseguir un hijo y por lo tanto estoy muy apenado. Hoy mi mente está arduamente preocupada con la única idea, a cuál Deva podré satisfacer con mi tapasyâ, quién me conferirá mis deseos; ahora tomo refugio en ti. ¡Oh misericordioso Maharsi! Tú eres omnisciente; di esto rápidamente; cuál Deva tomaré como mi refugio, quién me conferirá un hijo. (28-30) Sûta dijo: - Así inquirido por Krisna Dvaipâvan Veda Vyâsa, el Nârada Muni de alta alma, bien versado en los Vedas, se volvió muy alegre y habló asi:- Oh altamente afortunado hijo de Parâsara. La pregunta que me has preguntado hoy fue anteriormente preguntada por mi padre a Nârayana. A esto, Nârâyana Vâsudevâ, el Deva de los Devas, el Creador, Preservador y Destructor del Universo, el marido de Lakshmî, el de cuatro brazos, vistiendo un atuendo amarillo, teniendo concha, disco, maza y con la marca Srîvatsa (una marca o mechón de pelo en el corazón de Visnu) adornando Su pecho y decorado con Kaustuvagem, la Divinidad Misma, se fundió en gran Yoga; ante esto mi padre se sorprendió grandemente y dijo:- ¡Oh Janârdana! Tú eres el Deva de los Devas; el Señor del Presente, el Pasado y el Futuro, el Señor del Universo; ¿porque estás meditando en Yoga? ¿Y qué es en lo que estás meditando? ¡Oh mejor de los Devas! Tú eres el Señor del Universo entero y sin embargo estás ahora fundido en profunda meditación. Ante esto estoy grandemente sorprendido (mi sorpresa no es sin fundamento; Tú Mismo puedes ver). ¿Qué más maravilloso que esto puede acontecer? (31-37) ¡Oh Señor de Râma! Nací del loto de tu ombligo y me he convertido en el Señor de este universo entero; quién hay en este universo que es superior a Ti; generosamente dime esto. ¡Oh Señor del mundo! Tú eres el Origen de todo, la Causa de todas las causas, el creador, Preservador y Destructor y el capaz Hacedor de todas las acciones. ¡Oh Mahâraja! a Tu voluntad, yo creo este universo entero y Rudra destruye este mundo en el momento debido. Él siempre está bajo mi mando. ¡Oh Señor! Por Tú orden el Sol viaja en el cielo; el viento sopla en varias maneras auspiciosas e inauspiciosas y el fuego da calor y la nube derrama lluvia. No veo en los tres Lokas a nadie superior a Ti. ¡Entonces en quién estás meditando al ser inquirido por su muy inteligente hijo Suka Deva! no nacido de la manera usual del vientre, Dvaipâyana expuso todos los excelentes significados secretos del Purâna y por lo tanto también llegué a conocerlos. ¡Oh personas santas! Así Suka Deva, sinceramente esforzado en cruzar este infinito océano sin fondo de Samsâra, degustó los maravillosos frutos del Veda, el árbol Kalpa, este Srimad Bhâgavata con sus numerosas historias y anécdotas con gran recelo e intenso placer. ¡Oh! Quién hay en este mundo que no sea liberado de este terror a Kali, después de que ha escuchado el Bhâgavata. Incluso si los más grandes pecadores, ajenos a las maneras correctas de vivir y yâchâra según ordenado en los Vedas, escuchan por casualidad este excelente Devi Bhâgavata, el mayor de los Purânas, disfruta de todos los grandes goces de este mundo y al final obtiene el lugar eterno ocupado por los Yogis. Ella que es rara, en Su aspecto Nirguna, incluso para Hari y Hara, quien es muy querida como Tattva Vidyâ a los Jnânis, cuya naturaleza real sólo puede ser realizada en Samâdhi, Ella reside siempre en la cavidad del corazón de los escuchas del Bhâgavata Purâna. Él que obteniendo el todo cualificante nacimiento humano y consiguiendo al recitador de este Purâna, el bote para cruzar, por así decirlo, este mundo, no escucha este Purâna lleno de bienaventuranza, él está ciertamente privado por el Creador. ¡Cómo es! ¿Qué las personas perdidas y tontas, obteniendo orejas viciosas, pueden siempre escuchar las faltas y calumnias de otros, que son enteramente inútiles, y no pueden escuchar este Purâna que contiene los cuatro Vargas:-Dharma, Artha, Kâma, y Moksha? Este es mi principal punto de duda. ¡Oh Aquel de buenos votos! Yo soy tu devoto,; se misericordioso conmigo y dime esto. No hay casi nada que sea secreto para los Mahâpurusas; este es un hecho bien conocido. (38-43) Así escuchando las palabras de Brahma, Bhagavân Narayana habló:- ¡Oh Brâhman! Ahora te digo mis pensamientos; escucha cuidadosamente. A pesar de que los Devas, Dânavas y hombres y todos los Lokas saben que Tú eres el Creador, yo soy el Preservador y Rudra es el Destructor, es de ser conocido que los santos, versados en los Vedas, han llegado a la conclusión por inferencia de los Vedas de que la creación, preservación y destrucción son llevadas a cabo por la fuerza creativa, la fuerza preservativa y la fuerza destructiva. La fuerza creativa Râjasica residente en ti, la fuerza preservativa Sâttvica que reside en mí, y la fuerza destructiva Tâmasica que reside en Rudra son el todo del todo. Cuando estas Saktis se ausentan, tú te vuelves inerte e incapaz de crear, yo de preservar y Rudra, de destruir. ¡Oh inteligente Suvrata! Siempre estamos bajo la fuerza directa o indirectamente; escucha instancias que puedes ver e inferir. en el momento de Pralaya, yo me acuesto sobre la cama de Ananta, dependiente de aquella Fuerza; otra vez me despierto debidamente en el momento de la creación bajo la influencioa del tiempo. (44-50.) Soy siempre dependiente de aquella Mahâ Shakti; (bajo Su mando) estoy ocupado en Tapasyâ por un largo tiempo; (Por Su mando) disfruto un tiempo con Lakshmî; lucho batallas por un tiempo, terrible para todos los Lokas, con los Dânavas, involucrando grandes problemas corporales. ¿Oh Conocedor del Dharam! Fue ante Tú presencia que luché un combate mano a mano por cinco mil años, ante Tus ojos en aquel único gran océano en los días hace mucho pasados con los dos demonios Madhu y Kaithaba, aparecidos de la cera de mi oreja, enloquecidos con orgullo; y por la gracia de la Devî, exitosamente maté a los dos Dânavas. (51-54.) ¡Oh altamente afortunado! tú realizaste entonces a la gran Sakti, más alta que los más alto y la causa de todas las causas; entonces porqué estás preguntando una y otra vez esa pregunta. Por la voluntad de aquella Sakti, tengo esta idea del hombre y viajo en el gran océano; en yuga tras yuga, asumo por Su voluntad, las encarnaciones de la Tortuga, el Jabalí, el Hombre-León y del Enano. A nadie le gusta tomar nacimiento en el vientre de animales inferiores (especialmente aves). Piensas que gustosamente tomo nacimientos displacenteros como en el vientre de jabalíes, tortuga, en otras palabras, ciertamente no. Qué hombre independiente hay que abandona el goce placentero con Laksmî y toma nacimiento en animales inferiores como pescado, etc. o deja su asiento en el asiento de Gaduda y se atarea en grandes conflictos de guerra. ¡Oh Svayambhu! En días antiguos viste ante tus ojos que mi cabeza fue cercenada cuando el hilo del arco repentinamente se soltó; y entonces tú, trajiste una cabeza de un caballo y por la ayuda del divino artista Visvakarmâ, pegaste eso sobre cuerpo sin cabeza. ¡Oh Brâhmâ! Desde entonces soy conocido ente los hombres bajo el nombre de Hayagrîva. Esto es bien sabido a ti. Ahora dime, si fuese independiente, ¿me hubiese ocurrido una ignominia tal? Nunca. Por lo tanto no soy independiente; estoy en cada manera bajo esa Sakti. ¡Oh nacido del Loto! Siempre medito en aquella Sakti; y no conozco otra que esa Sakti. (55-61). Nârada dijo:- Así habló Visnu a Brahmâ. ¡O Muni Vedavyâs! Brahmâ me dijo estas cosas. Así que tú, también, mejor meditas en los pies de loto de Bhagavatî calmamente en el loto de tu corazón por el éxito de tu idea. Aquella Devi te dará todo lo que tú deseas. Sûta dijo:- Ante estas palabras de Nârada, el hijo de Satyavati Veda Vyâsa salió a las colinas por tapasyâ, confiando en los pies de loto de la Devî como el todo del todo del mundo. (62-66). Así termina el cuarto canto del primer Skandha sobre la excelencia de la Devî en el Mahapurâna Srîmad Devî Bhâgavatam de 18,000 versos.

TV SAI Latina 13.05.2021

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