Rayito

Jueves Al fin de la jornada, -en la antesala del invierno- me vuelvo vino tinto,... música lenta y el cómodo sillón de los atardeceres (frente a la vieja salamadra que conservo en el fondo de mi casa) sostiene mis deseos. Llueve lento y hace frío. Le doy un repaso a la ventana que muestra la meseta siempre igual y siempre diferente, indiferente a mí, el sol pasa de largo y la lluvia dibuja tu rostro en los cristales. Es jueves. ya sabes, siempre que es jueves, vienes... Hay un perro que reclama por comida y un libro que aún no he abierto y habla de las mentiras de la gente para sobrevivir en este tiempo de lamento, incertidumbre y desconcierto. Me concentro en el vino que bebo a sorbos largos como si fuera eterno. como si fuera infinito el minuto que dedico a mis silencios. Cierro los ojos Intento un chasquido con la lengua (mi lengua contra el paladar) tratando de impregnar mi cuerpo entero con el gusto insuperable del recuerdo. El íntimo vino me marea como mareaba tu boca a la hora del encuentro. Luego de la breve tregua que le doy a mis secretos. Digo tu nombre y sueño que despierto, mi amor, sobre tu pecho. See more

Los versos que siempre deseé y nadie escribió nunca Te recuerdo atrevida muchachita del desierto. Te recuerdo:... faldas cortas, pelo largo y esa forma de andar y de mirarme con descaro. Y recuerdo tus cartas y tus versos y te recuerdo luego, logrado el objetivo, desnuda en el borde de tu cama, pidiendo un trago de vino de mi boca. Ay pero cómo te recuerdo jovencita enamorada llorando luego del abrazo. Esa pasión. Arrebatada! Desvergonzada y audaz, yo te recuerdo llevándote mis años por delante. Y ahora, mujer grande, te imagino abrazando mi nombre en tu secreto. Te recuerdo así, como una estrella, como un rayo de sol, como la luna que insistes en poner sobre mis canas. Te recuerdo y te pienso y sé -atrevida!- que cuando cae la tarde y se hace tarde estás ahí, dispuesta a darme lo que queda de tu sangre, de tu hambre, de tus senos, tus sueños, tu sed, tus tempestades. Te recuerdo y hasta creo en tu voz, casi murmullo, cuando me hablas y me dices "te amo" como decir un verso, una canción. Grito de auxilio a tus eternas soledades. Te recuerdo y no lo digo porque sé y sé que sabes -ay, la imprudencia y el apuro de testigos- que a mi modo, medio frío, medio insano (soy humano), medio muerto de miedo, medio a medias, medio en sombras cuando callo, estoy diciendote: "también te amo". See more

Cuando el mar...

En este caso... Sucede que perdí, cuando acababa el año, un sueño, media vida y entre tanto perder casi pierdo con mi encono, amigos tan queridos. Sucede que decían (mis queridos amigos)... que no, que no está bien, que basta ya de llorar por lo perdido, que no tiene caso derramarse la esperanza en el ocaso. "Que estás grande ya, que no hay salida y que estás portándote como una niña, que ser feliz a los sesenta es otra cosa..." Sucede, mis amigos: no es mi caso. Este caso está a la altura de mis años, de las lunas, de sus canas, del entorno. Que no es fácil vivir en estos tiempos pero imposible es hacerlo sin su mano. Sucede que el amor no se cuenta con despojos, con enojos, con silencio. A contramano. El amor se cuenta a grito así: callado. El amor es un árbol que resiste la embestida sobrevive al invierno, a los fracasos y resurge cuando casi está quebrado. Resurge y confirma: si es amor, no será olvido, Es amor. Y es caso confirmado.

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